Estimad@s ...
Hemos comenzado el nuevo tema, pero esta vez desde un aspecto opuesto a la emergencia y a la crudeza de "lo real"... Este tema se basa en la comprensión de la calidad expresiva de la arquitectura, entendiéndola como una experiencia sensorial, que evoque, a través de una interpretación espacial, el relato seleccionado por cada uno de ustedes.
Como primera etapa, para la próxima clase se entregará el texto y las 3 imágenes construidas a través de collage, fotomontaje, etc...
Estas imágenes debieran representar un espacio arquitectónico, y ser una evocación de uno o más aspectos relevantes expresados en el texto, esto logrado a través del manejo de los elementos en la imagen, que son códigos propios de la arquitectura; manejo de la luz, colores, materiales, alturas, proporciones, etc.
La manera particular en que propongan estos elementos, debiera originar una clave espacial propia y en relación al texto seleccionado
Mientras más precisa y eficiente sea esta imagen, tendrá una traducción más inmediata al fragmento espacial (la maqueta) que se viene en la próxima etapa.
Aquí posteo algunas imagenes de ejemplo. Fijense en cómo se manejan los diferentes elementos de la arquitectura (luz, color, escala, materiales, etc)
Hemos comenzado el nuevo tema, pero esta vez desde un aspecto opuesto a la emergencia y a la crudeza de "lo real"... Este tema se basa en la comprensión de la calidad expresiva de la arquitectura, entendiéndola como una experiencia sensorial, que evoque, a través de una interpretación espacial, el relato seleccionado por cada uno de ustedes.
Como primera etapa, para la próxima clase se entregará el texto y las 3 imágenes construidas a través de collage, fotomontaje, etc...
Estas imágenes debieran representar un espacio arquitectónico, y ser una evocación de uno o más aspectos relevantes expresados en el texto, esto logrado a través del manejo de los elementos en la imagen, que son códigos propios de la arquitectura; manejo de la luz, colores, materiales, alturas, proporciones, etc.
La manera particular en que propongan estos elementos, debiera originar una clave espacial propia y en relación al texto seleccionado
Mientras más precisa y eficiente sea esta imagen, tendrá una traducción más inmediata al fragmento espacial (la maqueta) que se viene en la próxima etapa.
Aquí posteo algunas imagenes de ejemplo. Fijense en cómo se manejan los diferentes elementos de la arquitectura (luz, color, escala, materiales, etc)
POSTEEN AQUI los textos de relatos, testimonios, narraciones relacionadas al terremoto 27.2.10 que han seleccionado para trabajar, durante el Jueves los vamos a revisar para dar el vamos
*recomiendo buscar textos lo más "literarios" posibles, más que noticiosos.
Nos vemos!
Pame
creditos imágenes: Cynthia Lavín, Camila Medina, Pato Ramírez
Ps. PORFA encargénse de "guardar" la casa para qeu no moleste al otro taller que está en la sala en la tarde!-y estoy pasando en limpio y promediando las notas que se pusieron, las subo más tarde a u-cursos-
ResponderEliminarPame
GABRIEL ARIAS testimonio
ResponderEliminarRadio Polar tuvo la oportunidad de escuchar el relato de María Inés Barticevic Sapunar que junto a su madre, Inés Sapunar Valerio, estuvo en el aeropuerto Comodoro Arturo Merino Benítez de Santiago en el momento de producirse el terremoto el pasado 27 de febrero a las 3:34 de la madrugada.
Fue tremendo lo del aeropuerto de Santiago. En un momento pensamos que nos moriamos.
Se caía todo del techo y como no se veía por la oscuridad y el polvo, no se sabía lo que era.
El cielo raso falso se desplomó por completo, lo que provocó que las pantallas gigantes, los focos y todos los avisos se cayeran, el ruido era atroz.
Nosotros teníamos salida del avión a las 3 de la mañana, pero postergaron la salida para las 4, lo que, claro, nunca sucedió.
Yo estaba mirando por el ventanal como subían la carga al avión y mi mamá (86 años de edad) estaba recostada en los asientos, como cambiaron la hora del vuelo, también cambiaron la puerta de embarque.
Nosotras con un matrimonio de Punta Arenas y el señor Bruno nos quedamos en la original.
Cuando terminó de temblar, don Bruno se acercó a cada uno de los que estábamos ahí para preguntarnos cómo nos sentíamos, y nos dijo que teníamos que salir pronto porque había peligro de derrumbe. Él, es jefe de máquinas del Australis, por eso se notaba su seguridad en el actuar, seguramente debe tener cursos de salvataje. Por este intermedio mi público reconocimiento a su actitud de preocupación por el prójimo.
Primero nos fuimos por un lado y ya había un hoyo y no pudimos pasar. Nos fuimos a la sala donde teníamos que haber estado y estaba todo en el piso, lleno de vidrios, estructuras metálicas que sostenían los paneles falsos y un cuanto hay.
Él nos fue abriendo paso y logramos bajar. Por las escalinatas corría agua y vino, porque en el duty free tenían unas cavas de vino. Abajo esperaban los del aeropuerto con linternas y nos orientaron por donde salir.
Parece que luces de emergencia sólo había en ciertos sectores, a todos nos ha pasado que hay momentos que no recordamos, por ejemplo todo el trayecto que hicimos para salir, iba muy preocupada de mi madre, a ella se le perdieron los lentes.
Cuando nos damos vuelta para ver el edificio se cae la pasarela peatonal de la puerta por donde salimos.
Nos llevaron a un lugar más seguro de estacionamiento de autos y comenzaron a dar diferentes comunicados. El primero: no hay muertos; una persona grave y las demás heridas, por lo general en la cabeza, atendieron a todos. El segundo comunicado fue que el terminal está destrozado. No se preocupen de las maletas y salven sus vidas.
Luego nos colocaron unos buses, pero no nos quisimos ir porque todavía estaba oscuro y sabíamos que no había medios de transporte en Santiago
Catalina Jiménez, testimonio
ResponderEliminarEl día del terremoto nos encontrábamos hospedados, mi esposa, nuestras tres hijas y yo, en una cabaña del balneario marítimo de Pelluhue, muy cerca del epicentro.
Como cualquier chileno, ya habíamos presenciado muchos otros sismos, pero éste fue de una violencia atroz. Durante casi dos minutos los sismógrafos registraron 8,8 grados en la escala de Richter. Se oía un ruido subterráneo estremecedor y la tierra temblaba con tanta fuerza que no conseguíamos permanecer de pie.
Llegada del tsunami
Pasada la fase más intensa, mientras se sucedían algunas réplicas, procuramos vestirnos y prepararnos para lo que pudiese ocurrir. Todo se había quedado a oscuras.
La localización de nuestro hospedaje -a unos 70 m. de la orilla del mar y a unos 20 de alto- nos proporcionaba una vista privilegiada del Océano Pacífico, iluminado por la luz de la luna. De pronto, nos dimos cuenta que las aguas se retiraban, dejando al descubierto la arena del fondo marino. En el horizonte, se avistaba una muralla de agua negra coronada por una extraña luminosidad: el reflejo de la luna en la espuma de la ola de unos 20 m. de altura.
Abandonamos inmediatamente la casa y, seguidos por otras personas, empezamos a subir el cerro. Los cinco miembros de nuestra familia rezábamos en voz alta, y enseguida las otras personas comenzaron a acompañar nuestras oraciones. Varios de los que venían con nosotros estaban aturdidos, otros tenían el terror estampado en su cara. A medida que subíamos, algunos iban perdiendo las fuerzas y se detenían. Éstos se quedaron a merced de las circunstancias...
Cuatro o cinco olas gigantes
En determinado momento vimos como la primera ola entraba en el pueblo y arrasaba con todo lo que encontraba en su camino. Enseguida se fue retirando lentamente arrastrando consigo hacia el mar todo lo que había destrozado. Empezó una serie de remolinos que trituraban, como una licuadora, los escombros de las casas, los automóviles, los botes, absolutamente todo...
El estrépito era aterrador; jamás habíamos escuchado ruidos semejantes. Mientras asistíamos impotentes al pavoroso espectáculo, no cesábamos de rezar el Rosario en voz alta. Rápidamente sobrevino la segunda ola, que avanzó cerca de 2 Km. tierra adentro, porque la primera ya había barrido casi todos los obstáculos...
Se retiró de la misma forma, produciendo igualmente destructores remolinos. Creo que ningún tipo de devastación se compara a la producida por la furia de la naturaleza: aplastante, paralizante e increíblemente fulminante.
En total, unas cuatro o cinco olas gigantes se lanzaron sobre el pueblo. La ruina era enorme. A nuestro alrededor, la gente lloraba al ver como las casas con parientes suyos habían sido tragadas por el mar.
Poco después de las seis, se ocultó la luna, dejando el cerro en una completa oscuridad. Allí nos quedamos hasta el amanecer, sobre las siete y media.
Calma, serenidad y lucidez sorprendentes
Por lo que se refiere a nuestra familia, quisiera destacar que, a pesar de la tenebrosidad, de la confusión y de encontrarnos en una ciudad que para nosotros era totalmente desconocida, conseguimos mantener una calma, serenidad y lucidez sorprendentes que nos llevaron a hacer las opciones correctas en todo momento. Muchos de los que no pudieron sobrevivir estaban más preparados que nosotros, desde el punto de vista natural, para enfrentar un tsunami...
Pienso que las oraciones que hicimos a María Santísima y a nuestros santos patrones fueron las que obraron el milagro de conservar, en tan terribles circunstancias, nuestra integridad física y psíquica, porque todo era enloquecedor. Sin la gracia de Dios, la naturaleza humana no soporta alcanzar límites tan estresantes sin que se pierda la lucidez.
Y en momentos como este, tomar una decisión equivocada puede ser fatal.
SEBASTIAN GUELFAND
ResponderEliminar"se perdio todo, lo material, todo, perdimos todo. Se vino abajo todo lo nuestro, no queda nada, pero la vida no se perdió, estamos vivos, gracias a dios que estamos vivos, y tenemos las manos buenas, sanitas para seguir trabajando"
narra llorando, el dia despues de la catastrofe, una señora que lo perdió todo: casa, hijos, padres.
Concepción. 2702 será un número difícil de olvidar.
ResponderEliminarFue ese día, 27-02 (2010) cuando salí del trabajo temprano, era viernes. A las 2:30 pm salí en el bus de la empresa camino a mi departamento, donde vivo con mi pololo en un piso 6. Mi papá vive en el piso 12 de ese mismo edificio, por coincidencias de la vida.
Llegué al departamento, estaban mi pololo Eduardo con su amigo Stephan que se quedaba por unos días en nuestro departamento. Él nos comentó que hace poco hubo un terremoto en Japón (ese mismo día). Le dije que estaba asustada porque estamos al frente y podría llegar un tsunami, pero él se rió ya que no estamos "enfrente". Le dije que sí, en diagonal, que con Japón somos "hermanos de placas", tenemos eso en común. El tema quedó ahí. Él se fue de vuelta a Linares y yo me quedé sola mientras Eduardo iba con otro amigo, Cristobal, a buscar un refrigerador que nos prestarían. No lo encontraron (menos mal). Edu compró comida china, y cenamos los 2 contentos.
Tipo 11 pm, Edu se quedó dormido. Yo, a las 1 am.
3:34... Despierto asustada. Todo se mueve. Fuerte, muy fuerte, el ruido era como si toda la furia de la tierra se viniera contra nosotros... a eso hay que sumarle las cosas cayendo y la loza quebrándose. Se corta la luz, mientras yo me levanto rápido gritándole a Eduardo "Rápido, toma zapatos, ropa abrigada, hay que salir de aquí!!!!" -. Edu atinó a irse a la puerta del baño, pues mi papá, que es constructor civil, siempre nos ha dicho "En caso de temblor, váyanse debajo de la puerta del baño, siempre quedan de pie" -. Yo sólo pensaba "Dios!! Tengo que sacar mis cosas, aunque... para qué si esto se va a caer???" -, era lo único que pensaba. Pasa el conserje gritando "Tranquilos, no pasa nada!!"-, mientras corta el gas de los pisos. Al abrir la puerta para arrancar por la escalera de emergencia, mi papá estaba ahí llegando, y me dice: "Wow... es fuerte, bajemos ahora!!" -. Ya estaba terminando todo, pero se movía mucho el edificio por el sistema antisísmico y por las ondas que siempre quedan.
Cuando llegamos abajo con Edu, mi papá y mi cuye, estaba mucha gente de los otros departamentos. Ahí mi papá me dijo que, estando en el piso 12, realmente no podía ni pararse, el movimiento lo llevaba a suelo. Desesperada comencé a darme cuenta de lo que pasaba. "Mi mamá!!! Mi hermana!!! Quiero ir a su casa!!!!!" -. Mi papá me pidió que me calmara, que no podía sacar el auto pues estaba clausurado el estacionamiento. Una anciana bajaba con 2 adultos y salió a la calle a la iglesia vecina. Según ella, quería morir ahí... Me puse a llorar, no entendía nada... Al rato (10 minutos) lograron abrir el estacionamiento, y salimos... Ahí realmente supe qué había pasado...
Era un terremoto.
Me desesperé aún más al darme cuenta que camino a la casa de mi mamá, todas las casas se veían cada vez peor o en el suelo, incluso postes y cables... Llegamos, y empecé a gritar... "Mamá!!!! XIMENA!!!!" -. Salieron corriendo, me abrazaron, mi mamá me dijo que estaba muy nerviosa por mí, y se alegraba que estuviera sana y salva. Entré al condominio, todos estaban muy nerviosos, lo peor es que no dejaba de temblar, a cada rato venían réplicas, y fuertes.
Empezamos a escuchar a nuestra gran compañera de todos estos días: Radio Bío Bío. Ahí explicaban datos del terremoto e intentaban darnos ánimos, aunque todo era muy confuso. Al rato después dijeron que el SHOA y la ONEMI descartaban tsunami...
en mi vida había escuchado algo peor...
mientras sucedía toda la histeria de la gente acá, empezaban a decir que hubo una pequeña marejada... Luego no era tan pequeña... Luego no era marejada sino que se salió el mar...
ResponderEliminarMientras yo desesperada intentando comunicarme con mi gente, lloraba a mares pensando en mi abuela y abuelo, enfermos del corazón y en Chillán, postrados. Mis amigos, mis profesores, mis colegas del trabajo, DIOS!!! Estarán vivos? A salvo??? Obviamente las líneas estaban cortadas, no teníamos luz, realmente la naturaleza nos pegó fuerte...
Ya en la mañana, luego de mucho rogar por que amaneciera... sonó lo que inminentemente pasaría (en la radio)...
Era un tsunami.
Por aquí,Tomé, Dichato, Penco... todo bajo el agua, gente muerta...
Y yo? Seguía sin entender nada.
Cuántas veces me enseñaron en el colegio o en la universidad cómo es un terremoto? Cómo es un tsunami? Cuántas veces lo vi por TV cuando ocurría en otros países?
Ahora era aquí, y no, no lo creía, esto no era posible...
Al salir a la ciudad de día, vi el nivel de la catástrofe acá en Concepción: Varias casas caídas y... gente saqueando??? Primero fue una Copec. Pero luego un Fruna, luego una farmacia...
Para unas horas después ya eran varios supermercados. Mis papás me decían que para estas tragedias era como normal que pasaran estas cosas, y bueno, según yo era normal, hasta que... en la radio Bio Bio dicen que están amenazando con robar las casas, y que los antisociales andan con pistolas en la calle. No lo creí mucho, hasta que lo ví con mis propios ojos en la calle. Esto realmente se había salido de control.
Ya estaba el error del tsunami, pues supuestamente los estadounidenses ya habían avisado del tsunami y aquí no hicieron caso, pero ahora se debía ordenar la ciudad, la gente rogaba pidiendo militares en las calles, y nada... Al parecer el gobierno tenía dudas sobre eso, y es una lástima, porque vivimos con mucho miedo las primeras horas. Afortunadamente a los 2 días de terremoto... se da el permiso militar. En las noches disparos van y vienen por acá por Conce viejo, pero los vecinos estamos juntos, armados y organizados. Nunca había vivido algo así, tan animal entre la gente.
La ayuda se ha dejado sentir, sólo espero que esto termine, las réplicas no dejan de sentirse, hubo una 6.9 que asustó mucho a Rancagua y Santiago. Personalmente me afecta mucho todo lo vivido, pues siento mucha histeria en las personas, mucho miedo, sufrimiento y, además, siento que perdí muchas cosas que si bien no son daños personales, son recuerdos, como Dichato que fue la ciudad a la que fui a vacacionar durante toda mi infancia, o Constitución donde iba algunos veranos a ver a una tía abuela que vivía ahí. Eran partes de Chile hermosas donde se juntaba la ciudad con la naturaleza que ahora mismo nos tiene con miedo y nos dejó heridos, pero siempre pensando que podemos salir adelante, que podemos levantarnos, y demostrar que Chile es un hermoso país que es más fuerte que un terremoto grado 8.8.
VALENTINA SAAVEDRA
ResponderEliminarNO ESTABA SOLA
ResponderEliminarPor Jonás Romero Sánchez | 3 meses
1:30. “Buenas noches Don…” y se cierra la puerta del ascensor. Menos mal, nunca me acuerdo del nombre del conserje de la noche, el que tiene siepre me sonríe con cara paternal.
2:50, Envío el último mail de la noche contando la rica cena que acabo de compartir con mis amigos. Organizo un poco de trabajo para que la mañana siguiente no sea tan caótica. Luego, la rutina. Me cepillo los dientes, me saco el maquillaje, me pongo piyama y me acuesto. Repaso mis ejercicios de meditación y hago consiente mi cuerpo. Planeo mi reunión del sábado en la mañana. Me da sueño. Me quedo dormida, al menos eso creo.
3:34. Abro los ojos. Me doy cuenta inmediatamente que no es una broma, no son los del 709 con otra de sus fiestas de fin de semana, no es el stress ni el insomnio, no es el pisco sour y definitivamente no es año nuevo, a pesar de los fuegos artificiales que veo desde la ventana.
Vuelo literalmente desde mi cama a la puerta de mi pieza. Bajo mi primitiva protección veo con horror como se menea de un lado a otro la estructura antisísmica de mi departamento, como se rompe el papel mural, como cae sobre el piso flotante recién encerado la pintura que se resquebraja del techo.
Intento ir hacia la puerta de entrada, pero un sacudón más fuerte me empuja contra una muralla que me devuelve hacia la otra y de nuevo a la primera.
Veo como caen los libros, los discos, los adornos, la lámpara, los cuadros.
3:39. “¿Qué te pasó?” “¡Terremoto mamá, terremoto!” Y se corta la comunicación.
Miro por el ojo mágico de la puerta. Nadie. Escucho a lo lejos un suspiro. Más allá unos llantos. Intento abrir la puerta para ser la primera en llegar a las escaleras. Pero estoy encerrada.
3:55. “¿Está bien?, ¿está sola?” “Don… Don… ¡Don Oscar! Estoy encerrada.” “No se preocupe, no la voy a dejar sola”
4:15. “Hágase a un lado. Ahora si que sí. Uno, dos, tres.” Y la patada salvadora que echó abajo mi puerta. Abrazo a Don Oscar y le agradezco por hacerme recordar su nombre.
No estaba sola.
Estaba él, desde Francia, quien dormido recibía mi primer pensamiento. Estaban ellos, los que en el norte supusieron un movimiento rutinario.
Mathilde Marcantoni
Curicó (Agencias) . En la zona costera de Chile afectada ayer por uno de los peores terremotos de la historia no quedó piedra sobre piedra.
ResponderEliminar“Tembló y al minuto el mar entró en nuestra casa, nos llegó hasta el cuello. Abracé a mi hija y le dije: resiste”, contó Eloísa Fuenzalida, una habitante de la localidad de Iloca, completamente destruida. “Como pudimos, arrancamos por el fango hacia las montañas. No se sabe cuántos murieron”, agregó la mujer, entre lágrimas. Un hombre llamado Luis Bravo agregó que debieron salir a pie de la zona, pues todos los caminos estaban inutilizados.
“El mar se llevó los autos, las casas, todo, todo”, contó otro auditor anónimo a una radio en Curicó, ciudad ubicada a 120 kilómetros de Iloca.
El terremoto de grado 8.8 en la escala de Richter, uno de los más fuertes de la historia, también desoló esta urbe del sur de Chile. “Estos escombros eran una iglesia, se llamaba El Buen Pastor. Teníamos misa hoy”, agregó la feligresa curicana Nelly Acevedo.
CUBIERTOS EN POLVO
Gran parte del casco histórico de la ciudad de Curicó, una tierra turística y vitivinícola, quedó convertido en escombros; las casas de adobe cayeron sobre las calles y los niños, cubiertos de polvo, miraban hacia todas partes sentados en las cunetas, abrazados a sus peluches, o a sus familiares.
Ante la emergencia, las autoridades decidieron decretar toque de queda para evitar el pillaje y los saqueos.
La falta de agua, los problemas de comunicación y el aislamiento de las zonas costeras hacen temer que la magnitud de la tragedia escale sucesivamente.
“Es una tragedia de proporciones”, dijo ya el ministro de Defensa, Francisco Vidal. Ante ello, la policía recorre las zo nas devastadas donde la gente espera en las calles que alguna solución aparezca.
Pero las montañas de escombros de sus propias casas parecen desmentir esa esperanza. Un bombero cabizbajo camina entre los bloques de adobe. “No puedo hablar, no puedo hablar”, se excusa.
La situación en los pobladas costeros augura un desastre mayor. Las radios locales repiten llamadas de personas buscando familiares y decenas de oyentes confirman la presencia de olas gigantes. Poblados como Constitución, Dichato, Conquecura, Boyeruca y otros perdieron gran parte de sus casas.
SEPULTADOS BAJO EL AGUA
Los informes más alarmantes señalan que varias islas frente a las costas del sur chileno fueron sepultadas por las aguas. “Sólo se salvaron los que se subieron a los árboles”, dice un oyente en la ciudad de Talca, totalmente en penumbras.
Cientos de casas inundadas
La situación no era muy diferente en Talcahuano, donde una ola gigante arrastró un barco pesquero hasta la plaza de esa ciudad portuaria, así como varios vehículos, e inundó cientos de casas.
Se desconoce hasta el momento el número de víctimas que dejó la marejada, que tuvo características de tsunami e inundó el centro de Talcahuano. Las olas, según testigos, alcanzaron aquí hasta 2.3 metros de altura por encima de lo ordinario, mientras que en Coquimbo y Valparaíso, rondaban los 1.3 metros.
Curicó (Agencias) . En la zona costera de Chile afectada ayer por uno de los peores terremotos de la historia no quedó piedra sobre piedra.
ResponderEliminar“Tembló y al minuto el mar entró en nuestra casa, nos llegó hasta el cuello. Abracé a mi hija y le dije: resiste”, contó Eloísa Fuenzalida, una habitante de la localidad de Iloca, completamente destruida. “Como pudimos, arrancamos por el fango hacia las montañas. No se sabe cuántos murieron”, agregó la mujer, entre lágrimas. Un hombre llamado Luis Bravo agregó que debieron salir a pie de la zona, pues todos los caminos estaban inutilizados.
“El mar se llevó los autos, las casas, todo, todo”, contó otro auditor anónimo a una radio en Curicó, ciudad ubicada a 120 kilómetros de Iloca.
El terremoto de grado 8.8 en la escala de Richter, uno de los más fuertes de la historia, también desoló esta urbe del sur de Chile. “Estos escombros eran una iglesia, se llamaba El Buen Pastor. Teníamos misa hoy”, agregó la feligresa curicana Nelly Acevedo.
CUBIERTOS EN POLVO
Gran parte del casco histórico de la ciudad de Curicó, una tierra turística y vitivinícola, quedó convertido en escombros; las casas de adobe cayeron sobre las calles y los niños, cubiertos de polvo, miraban hacia todas partes sentados en las cunetas, abrazados a sus peluches, o a sus familiares.
Ante la emergencia, las autoridades decidieron decretar toque de queda para evitar el pillaje y los saqueos.
La falta de agua, los problemas de comunicación y el aislamiento de las zonas costeras hacen temer que la magnitud de la tragedia escale sucesivamente.
“Es una tragedia de proporciones”, dijo ya el ministro de Defensa, Francisco Vidal. Ante ello, la policía recorre las zo nas devastadas donde la gente espera en las calles que alguna solución aparezca.
Pero las montañas de escombros de sus propias casas parecen desmentir esa esperanza. Un bombero cabizbajo camina entre los bloques de adobe. “No puedo hablar, no puedo hablar”, se excusa.
La situación en los pobladas costeros augura un desastre mayor. Las radios locales repiten llamadas de personas buscando familiares y decenas de oyentes confirman la presencia de olas gigantes. Poblados como Constitución, Dichato, Conquecura, Boyeruca y otros perdieron gran parte de sus casas.
SEPULTADOS BAJO EL AGUA
Los informes más alarmantes señalan que varias islas frente a las costas del sur chileno fueron sepultadas por las aguas. “Sólo se salvaron los que se subieron a los árboles”, dice un oyente en la ciudad de Talca, totalmente en penumbras.
Cientos de casas inundadas
La situación no era muy diferente en Talcahuano, donde una ola gigante arrastró un barco pesquero hasta la plaza de esa ciudad portuaria, así como varios vehículos, e inundó cientos de casas.
Se desconoce hasta el momento el número de víctimas que dejó la marejada, que tuvo características de tsunami e inundó el centro de Talcahuano. Las olas, según testigos, alcanzaron aquí hasta 2.3 metros de altura por encima de lo ordinario, mientras que en Coquimbo y Valparaíso, rondaban los 1.3 metros.
Nelson TEXTO OK
ResponderEliminarCatalina J TEXTO OK
Seb Guelfand, SELECCIONAR OTRO TEXTO
Valentina S. OK
Matilde M. SELECCIONAR OTRO TEXTO
Todo comenzó con una llamada, eran las 9 pm y me llama un amigo que vive en el norte por razones de trabajo y hace casi un año que no lo veía, acordamos juntarnos para salir así que a las 11:30 pm esta preparado en mi casa para salir. La noche era normal, decidimos ir a probar suerte para la florida. Estuvimos en una disco, todo bien, y por suerte mi amigo estaba súper cansado pues había manejado toda la noche desde Antofagasta, así que a eso de las 3 am ya empezó a decirme que se quería ir. 3:20 am decidimos que era mejor volver a casa para que mi amigo descanzara y salir la noche del sábado, sabia decisión, pero no sabíamos lo que nos esperaba. Veníamos muy tranquilos en el auto de mi amigo por Vespucio sur, posiblemente recién pasando Av. Santa Rosa, cuando de pronto se corta la luz en el sector y al mismo tiempo se escuchan gritos afuera, debo admitir que en ese momento pensé "oh, que desordenados por acá", seguimos avanzando por Vespucio, la electricidad estaba bien, solo se había cortado en unas 5 cuadras (a esta altura supongo que ya estaba temblando, pero no nos dimos cuenta), íbamos prácticamente llegando al cruce de general Velázquez cuando de pronto el auto se empezó a balancear un poco. Cuando el me mira con cara de miedo, no pasan ni 10 segundos y me dice "terremoto!", inmediatamente se corta la electricidad en todos lados (seguramente todo Santiago), el auto se comenzó a mover un poco más fuerte, aunque seguramente nada comparado con como hubiera sido el movimiento al estar en un edificio grande, la radio carolina seguía con su reggaetón normal, cuando de pronto todo se transformó en caos. El auto se movió un poco mas fuerte, se comenzó a escuchar un horrible ruido producto del sismo, la autopista Vespucio sur se levantaba en una pista y bajaba en la otra, los postes de luz se movían como si fueran de papel, lo más extraño y sorprendente fueron las luces que se veían en el cielo, luces celestes que me hicieron pensar que caía un tormenta eléctrica posiblemente eran producto del cruce de cables eléctricos, o quizás la energía liberada por el terremoto que se transformaba en descargas eléctricas?, explosiones a lo lejos (posiblemente transformadores), y de pronto la música de la radio no se escuchó más, dando paso a un sonido de ultratumba, parecía que en la estación de radio todo se venía abajo, por mala suerte tuvimos que pasar un par de pasos nivel que con el movimiento estaba botando pequeñas piedras y algunas no tan pequeñas, afortunadamente logramos pasar sin novedades. Todo esto para nosotros pasó en un total de 15 a 20 segundos, seguramente solo sentimos la parte más fuerte del terremoto que según mi mamá duró más de un minuto. Cuando la tierra dejó de moverse se levantó una gran cantidad de polvo, parecía neblina y costaba ver bien el camino, continuamos el camino a nuestras casas con mucho cuidado, una vez en mi casa me di cuenta de la real magnitud de todo, el suelo estaba tapado en vidrio de cosas que se habían roto, por suerte todos estaban bien, asustados pero bien. En ese momento me sentí una de las personas con más suerte...
ResponderEliminar(Nicolás Fernández – Blogs Bligo – 03/03/2010)
Felipe SELECCIONAR OTRO TEXTO
ResponderEliminarTengan en cuenta que el texto debiera expresar sensaciones de la experiencia particular de una persona, o grupos de personas, teniendo en cuenta que sea lo suficientemente interesante para poder identificar una espacialidad luego en la imagen, relacionada con ese texto
Nelson OK
ResponderEliminarGABRIEL OK
ResponderEliminarMi texto está en este link, no puedo postearlo porque me dice error...
ResponderEliminarhttp://www.elpais.com/articulo/internacional/Nos/despertamos/agua/cuello/elpepiint/20100304elpepiint_5/Tes
Este fin de semana fuimos testigos de un acontecimiento que no ocurría hace 25 años. Muchas familias chilenas sufren la pérdida de sus familiares, de sus hogares, a ellos enviamos mucho cariño y fuerza. Cada uno tiene su historia personal de cómo vivió este terremoto de 8,8º en la escala de Richter unos más o menos dramática, esta es la mía.
ResponderEliminarEra viernes 26 de enero del 2010, después del trabajo me junté con unas amigas a relajarnos tomando un par de cervezas. Estábamos en un local de Providencia arreglando nuestras vidas y el mundo. Unas horas más tarde llegaron más y más amigos, éramos cerca de 12 personas.
Sin más pagamos una enorme cuenta y uno de nosotros nos invitó a todos a su departamento para celebrar por su nuevo hogar. Se sumó más gente, entre ellos mi pareja. Estábamos todos muy contentos bailando salsa, hablando, discutiendo, bebiendo ron, etc. Cuando comenzamos a sentir un temblor.
Era el piso 6, el movimiento se mantenía y aumentaba su magnitud, mi pareja me agarró de un brazo y salimos del departamento. Ya en el pasillo buscó la escalera de emergencia, la encontramos pero no podíamos bajar porque el edificio se movía como una jalea. Nos quedamos abrazados en el dintel de la puerta procurando que no se cerrara. Una niña de cerca de 14 años venía bajando sola y muy asustada del piso superior, la invitamos a quedarse con nosotros hasta que el movimiento terminara y aceptó.
¡Vieran como se movía ese lugar! Les juro que cuando se cortó la luz me sentí en Infierno en la Torre, película de 1974, protagonizada por Steve McQueen y Paul Newman. Fue horrible, la gente gritaba, y corría por los pasillos, mis amigas lloraban y gritaban, pero los tres que estábamos en la puerta de la escalera de emergencia nos mantuvimos calmos y bien abrazados. Cuando el movimiento cesó, comenzamos a gritar para que la gente bajara, nadie veía nada, con los celulares se conseguía un poco de luz para tomar las escaleras.
Esperamos que todas las personas del piso salieran y fue nuestro turno. Cuando llegamos abajo el polvo en suspensión era espeso y asfixiante. Nos topamos con una mujer entre la nube de tierra, intentamos sacarla pero estaba en shock y quería volver a su depto. para buscar un chaleco le ofrecimos uno pero parecía loca no nos tomó en cuenta y desapareció entre las tinieblas.
Cuando salimos centenares de personas deambulaban por pleno centro la mayoría en piyamas, estábamos en el barrio Brasil. A mi lado un hombre de cerca de 45 años con los ojos abiertos no pestañaba, lo miré y me di cuenta que estaba en sock. Le hablé e intenté explicar que ya había terminado, cuando le dije que se relajara el tipo me miró y se desmayó. Lo acomodamos bien en el suelo, e intentamos hacerlo volver, luego de unos minutos despertó y se aferró a su suegra que lo cuidaba como un niño.
Con mi pareja caminamos unos metros y nos encontramos una mujer que estaba vestida sólo con una camisa de dormir y en sus brazos tenía su pequeño bebé de un par de meses. Le preguntamos cómo estaba y nos dijo que un poco asustada pero bien. Era colombiana y lo único que le importaba era su pequeño. Cuando fui a mirar a su hijo me di cuenta que la mujer tenía los pies descalzos. Inmediatamente le pasé mis hawaianas. Después me retaron por eso y por quedar sin zapatos, pero fue una reacción innata y ella lo agradeció así que estaba bien hecho.
Nos habíamos perdido de nuestros amigos, los teléfonos no funcionaban el caos era grande. Comenzamos a caminar hacia la plaza Brasil, veíamos casas y edificios medios destruidos, escombros en la mitad de las calles, automovilistas vueltos locos que seguramente quería ver a sus familias, pero estaban dispuestos a atropellar a todo el mundo para lograrlo ¡Una locura!
Me sorprendió ver tantas mujeres con bebés muy pequeños en sus brazos ¿En cuánto está la tasa de natalidad en Chile?
Finalmente, no reunimos con algunos de nuestros amigos que nos contaron que la otra mitad del grupo se subió al auto y arrancaron al barrio de su niñez a ver a sus familias. Nosotros hicimos lo mismo.
Este fin de semana fuimos testigos de un acontecimiento que no ocurría hace 25 años. Muchas familias chilenas sufren la pérdida de sus familiares, de sus hogares, a ellos enviamos mucho cariño y fuerza. Cada uno tiene su historia personal de cómo vivió este terremoto de 8,8º en la escala de Richter unos más o menos dramática, esta es la mía.
ResponderEliminarEra viernes 26 de enero del 2010, después del trabajo me junté con unas amigas a relajarnos tomando un par de cervezas. Estábamos en un local de Providencia arreglando nuestras vidas y el mundo. Unas horas más tarde llegaron más y más amigos, éramos cerca de 12 personas.
Sin más pagamos una enorme cuenta y uno de nosotros nos invitó a todos a su departamento para celebrar por su nuevo hogar. Se sumó más gente, entre ellos mi pareja. Estábamos todos muy contentos bailando salsa, hablando, discutiendo, bebiendo ron, etc. Cuando comenzamos a sentir un temblor.
Era el piso 6, el movimiento se mantenía y aumentaba su magnitud, mi pareja me agarró de un brazo y salimos del departamento. Ya en el pasillo buscó la escalera de emergencia, la encontramos pero no podíamos bajar porque el edificio se movía como una jalea. Nos quedamos abrazados en el dintel de la puerta procurando que no se cerrara. Una niña de cerca de 14 años venía bajando sola y muy asustada del piso superior, la invitamos a quedarse con nosotros hasta que el movimiento terminara y aceptó.
¡Vieran como se movía ese lugar! Les juro que cuando se cortó la luz me sentí en Infierno en la Torre, película de 1974, protagonizada por Steve McQueen y Paul Newman. Fue horrible, la gente gritaba, y corría por los pasillos, mis amigas lloraban y gritaban, pero los tres que estábamos en la puerta de la escalera de emergencia nos mantuvimos calmos y bien abrazados. Cuando el movimiento cesó, comenzamos a gritar para que la gente bajara, nadie veía nada, con los celulares se conseguía un poco de luz para tomar las escaleras.
Esperamos que todas las personas del piso salieran y fue nuestro turno. Cuando llegamos abajo el polvo en suspensión era espeso y asfixiante. Nos topamos con una mujer entre la nube de tierra, intentamos sacarla pero estaba en shock y quería volver a su depto. para buscar un chaleco le ofrecimos uno pero parecía loca no nos tomó en cuenta y desapareció entre las tinieblas.
Cuando salimos centenares de personas deambulaban por pleno centro la mayoría en piyamas, estábamos en el barrio Brasil. A mi lado un hombre de cerca de 45 años con los ojos abiertos no pestañaba, lo miré y me di cuenta que estaba en sock. Le hablé e intenté explicar que ya había terminado, cuando le dije que se relajara el tipo me miró y se desmayó. Lo acomodamos bien en el suelo, e intentamos hacerlo volver, luego de unos minutos despertó y se aferró a su suegra que lo cuidaba como un niño.
Con mi pareja caminamos unos metros y nos encontramos una mujer que estaba vestida sólo con una camisa de dormir y en sus brazos tenía su pequeño bebé de un par de meses. Le preguntamos cómo estaba y nos dijo que un poco asustada pero bien. Era colombiana y lo único que le importaba era su pequeño. Cuando fui a mirar a su hijo me di cuenta que la mujer tenía los pies descalzos. Inmediatamente le pasé mis hawaianas. Después me retaron por eso y por quedar sin zapatos, pero fue una reacción innata y ella lo agradeció así que estaba bien hecho.
Nos habíamos perdido de nuestros amigos, los teléfonos no funcionaban el caos era grande. Comenzamos a caminar hacia la plaza Brasil, veíamos casas y edificios medios destruidos, escombros en la mitad de las calles, automovilistas vueltos locos que seguramente quería ver a sus familias, pero estaban dispuestos a atropellar a todo el mundo para lograrlo ¡Una locura!
Me sorprendió ver tantas mujeres con bebés muy pequeños en sus brazos ¿En cuánto está la tasa de natalidad en Chile?
Finalmente, no reunimos con algunos de nuestros amigos que nos contaron que la otra mitad del grupo se subió al auto y arrancaron al barrio de su niñez a ver a sus familias. Nosotros hicimos lo mismo.
Felipe Donoso
Violeta León / 20 eternos escalones
ResponderEliminarCon mi esposo tenemos un residencial en Valparaíso, en el plano de la ciudad, a la altura de la calle Colón, era el último fin de semana de la temporada de verano, la casa estaba en su capacidad máxima. A eso de las 01 de la mañana todos salieron a carretear a la zona del puerto. Nosotros estábamos con nuestra hija (que ya dormía profundamente) y el cuñado de mi esposo conversando alrededor de la mesa, a eso de las 2 de la madrugada nos vamos a acostar, había sido un día cansador.
Nos acostamos, arropamos a Sigalit, nuestra pequeña de un año y nueve meses, me pongo mis tapones de oídos como de costumbre y concilio prontamente el sueño.
A las 03.34 minutos, mi esposo me zamarrea y me dice “Levántate”, me saco los tapones, el suelo se me mueve, las paredes y el techo suenan, prendo la luz y me pongo mi pantalón de buzo, mi esposo toma a nuestra bebé y salimos por el pasillo de nuestra casa en ese momento casi me caigo, todo sigue moviéndose de una manera jamás vista por mí. Mi esposo dice “bajemos”, comenzamos la ardua labor de bajar los 20 escalones de esta casa porteña, los que parecieron ser 100 en ese momento, la escalera se sacude de un lado a otro, es difícil bajar sin tropezar, los pedazos de yeso de las paredes caen en nuestros rostros. Llegamos a la puerta y bajamos a la puerta, me quedo ahí, mi esposo me pasa a la bebé, el cuñado de Darío está en calzoncillos en la calle y grita horrorizado “viene el tsunami…” algo que me dejó espantada, mi hija llora amarga y desesperadamente, mi esposo me dice “cálmate…iré a buscar algo con qué abrigarnos” el sube y me baja más la angustia, nunca había vivido un terremoto, tengo 21 años.
El movimiento se calma, nos abrigamos, le colocamos pantalones y polerón a nuestra hija. La gente en la calle comienza a subir a los cerros, muchos de ellos estaban carreteando, incluso algunos vienen con sus botellas, mujeres lloran angustiadamente, el corazón de mi hija late demasiado fuerte… es horrible, los autos corren hacia el cerro pasan durante horas los carros de bomberos y carabineros, no sabemos donde fue el epicentro…la angustia nos embarga… Nos quedamos ahí hasta las 06.30, esa noche fue más larga, no amanecía. Parecía que esa noche sería eterna, estará en nuestro inconciente por el resto de la vida.
/ángel cárdenas/
Ken OK
ResponderEliminarFelipe ... OTRO
Angel OK
ResponderEliminarDIEGO MONTOYA
ResponderEliminar"Habíamos llegado abajo cuando vimos que una gran ola se venía sobre nosotros. Tratamos de arrancar y nos enredamos en unas ramas. La primera ola reventó los enormes galponesde los pescadores y se recogió. Estábamos exhaustos. No nos podíamos soltar. Vimos venir la segunda ola. Unos veinte metros de puro mar que se elevabanen el horizonte. No me podía las piernas. Les dije a mi mujer y a mi hijo: abracémonos y muramos juntos" "Perdí la mitad de mi vida. No tengo dinero ni para un clavo. Ahora estamos viviendo en medio de un bosque y pasamos las noches a la intemperie con unas cobijas que nos entregó un vecino. Tenemos hambre, pero sé que nos vamos a levantar" recuerda David Caceres, 58 años.
http://prensa.politicaspublicas.net/index.php/terremoto/2010/04/04/testimonio-del-tsunami-en-isla-juan-fernandez-ilka-paulentz
ResponderEliminarMe dedico, o sea me dedicaba más bien hasta aquella noche, al turismo. Tenía un hostal en el borde costero que se llamaba ‘Cabaña Paulentz’. Desde ahí también llevaba a los turistas en mi embarcación a bucear, a nadar con los lobos, a visitar lugares de interés, yo era la instructora y también ‘gobernaba’ mi bote que es El Galileo.
ResponderEliminarEsa noche, parecía ser una noche calma, tranquila, nadie jamás se imaginó que iba a suceder algo parecido. Ahora sólo agradezco que afortunadamente no tuviera a ningún turista alojando conmigo.
Estaba durmiendo. Más encima me había tomado una pastilla, entonces estaba más dormida que de costumbre. No escuché nada. Dicen que tembló, que ‘terremoteó’, que primero llegó una ola y que al principio fue suavecito. Yo no sentí nada de eso. Sólo que a mí la casa se me desfondó. Desperté rodando. Me estaba ahogando y era terrible porque más encima estaba todo oscuro.
Tenía la casa llena de agua y sentí cómo reventaron las cañerías del gas, el calefont y un extintor. Todo eso se sumaba y yo seguía sin entender qué pasaba. Cuando el agua ya llegaba hasta el techo, alcancé a respirar por una camarita chica de aire, desde ahí, fue aferrarse a la fe. ‘Dios mío ayúdame. Sálvame’, me repetía una y otra vez.
De repente atiné y empecé a bucear porque ya no me quedaba más aire. Empecé a bucear a ciegas dentro de la casa buscando alguna salida. A todo esto, ya estaba un poco aplastada por los paneles y el techo que se habían venido encima. Sentía como que la casa estuviese al revés. Hasta que de repente, algo reventó. Era una ventana. Eso fue cuando ya estaba retirándose la primera ola. Y con ese flujo salí yo. Salí al mar.
TODO ES ESCOMBRO
Estaba en la playa. Parada en el fango, que a esa altura ya no era arena. El agua ya se había retirado, y toda la bahía estaba seca. No alcancé ni a respirar cuando de repente miro, y veo una cosa negra que se elevaba. Era un como una montaña inmensa. Era una ola de 20 metros de altura que se me venía encima. No sé cómo, pero atiné a capearla. Me metí debajo de la ola, pero después no podía aflorar. Era tan densa la cantidad de escombros que había y con lo poco de ropa que me quedaba, se me enganchaban los clavos y los palos, lo que no me dejaba aflorar. Me estaba ahogando, hasta que por fin, en lo último de aire que me quedaba alcancé a llegar arriba para respirar.
isabel
Ahí empezó el otro pánico. Porque no sabía dónde estaba y porque las cosas se te venían encima. Estaba en el medio del mar, tubos de gas, tambores, palos, volaban hacia mí, porque el mar era como un remolino. Todo se revolvía. No sabía adónde ir. Era de noche, todo estaba oscuro, cuando de repente veo una balsa de emergencia que había quedado de una lancha. Tenía una lucecita, de esas de salvataje de alta mar. Eso me guió. Y empecé a tratar de llegar hacia esa balsa hasta que finalmente me subí. Estaba pinchada, pero al menos me sirvió para tratar de respirar de nuevo. Y en eso estaba cuando vi que venía un bote. Pensé: ‘que bueno, vienen a salvarnos’, jurando que había pasado todo.
ResponderEliminarCUATRO HORAS EN EL INFIERNO
Nada. Venía otra ola que había reventado las amarras de todos los botes de la bahía. Entonces los botes andaban locos. Venían rajados. Eran como misiles que reventaban unos con otros, haciéndose pebre. Lo peor era que una vez que llegaban a la orilla, volvían, como una coctelera que giraba y giraba.
‘Aquí me mata un bote’, pensé y en eso veo que aparece un kayak al que me subí. Traté de salir de los escombros, pero estaba atascada. ¿Cómo iba a salir de ahí? Si todo era escombros y menos tenía remos… así quedé más expuesta, y ese fue otro pánico más, porque los botes locos iban y venían.
En eso veo que viene una tremenda casa en contra mía. Y yo en el kayak. ‘Esta casa me va a atropellar y me va a hundir’, pensé. Otro pánico. Pero afortunadamente, la casa tenía un alero largo y yo alcancé a ponerme debajo de éste con el kayak. Así me cubrí un poco y en cuanto pude, subí arriba del techo.
isabel continuacion
Estuve cuatro horas en el agua. La gritadera era infernal. Y yo sola, porque no sentía a nadie más a mí alrededor, hasta que sentí que llegó un bote con una linternita. Sólo atiné a gritarle y ahí el chico que venía gobernando el bote me ayuda a subirme y me dice, “bienvenida a El Galileo”.
la ultima parte tambien es mia, no los pude subir juntos, isabel
ResponderEliminarDiego SELECCIONAR OTRO
ResponderEliminarIsabel OK
Marco Villarroel, sobreviviente del devastador sismo y posterior tsunami en Dichato, relató a Terra la dramática experiencia que vivió en el balneario destruido por la fuerza del agua.
ResponderEliminar“Ese día viernes 26 nos acostamos relativamente temprano y, como es sabido, cerca de las 3:30 comenzó el terremoto. Despiertos todos los que estábamos en la casa (tres amigos, mi mujer y mi hijo de tan sólo nueve meses) salimos arrancando de la casa con lo puesto en mi camioneta, con el temor de que se nos viniera abajo una casa de palafitos que estaba justo arriba nuestro. Arrancamos hacia donde estaba señalizado en la calle en caso de tsunami, o sea, hacia el cerro, y nos mantuvimos en ese lugar escuchando las noticias que transmitía radio Bío Bío. Como a las 4:15 horas de la mañana aproximadamente comunican que estuviéramos tranquilos porque no había riesgo de tsunami.
Si bien yo he ido de vacaciones a Dichato desde muy pequeño, no estoy familiarizado con el mar y cometimos el error de creer en nuestras autoridades y estúpidamente les hicimos caso.
Como habíamos salido sólo con lo puesto y sin comida ni abrigo para la guagua, decidimos volver y bajamos al sector de Villarrica en Dichato. Estacionamos la camioneta como a 30 metros de la casa, cuando bajamos y comenzamos a caminar encontramos barro y arena lo cual indicaba claramente que por lo menos en ese lado las olas ya estaban rompiendo mas arriba de lo habitual.
Comenzamos a escuchar un ruido muy fuerte en el mar, alumbramos con una linterna que habíamos logrado sacar y la primera imagen que vimos fue una ola arrastrando mucha algas y maderas. Salimos corriendo hacia la camioneta anduvimos unos metros en reversa para luego enderezar la camioneta rumbo hacia el camino mas alto que encontráramos. Atrás, en el pick-up, se subieron mis dos amigos y ellos me iban apurando y gritando que la ola estaba detrás de nosotros… llegó hasta dos metros de la camioneta.
No podíamos creer que estuviera ocurriendo esto. Estaba avisado o se hablaba desde hace por lo menos tres años atrás, y nuestros encargados de predecirlo no lo hicieron.
Creo que todas las negligencias que se cometieron deben sancionarse con cárcel. Nosotros no nos merecíamos pasar tanto tiempo esperando ayuda. Fue hasta este martes a las 12 AM, en Dichato, sector Pingueral, que en la bomba de bencina no había un generador para que la gente pudiera cargar combustible, tampoco había comunicación con celulares, radios o información de las carreteras.
MARCELO RODRIGUEZ C.
Marcelo SELECCIONAR OTRO TEXTO
ResponderEliminarBueno hoy 25 de marzo del 2010 me he decidido a escribir un poco de mis vivencias en el terremoto del 27 de Febrero del 2010,
ResponderEliminarVivir un terremoto es una experiencia terrible para toda persona y a nosotros nos a tocado este terremoto del 2010.
Bueno lo primero yo estaba levantada llegando a mi casa desde un velorio de un vecino, al entrar al portón se empezó a mover la tierra y me caí en el patio, todo se movía a mi alrededor y un fuerte ruido, todo se movía y se movía sin parar los postes y las paredes que me rodeaban, y el suelo que nos sostenía se levantaba. El suelo se agrietó y pense que se iba a acabar el mundo; estaba desesperada. Todo estaba oscuro, el polvo no te dejaba ver, me sentia atrapada en una estampida de escombros. Yo mantenía abrasada a una sobrina que lo único que quería era irse su casa, vive bastante lejos, entonces yo la sujetaba y ahí estábamos , luego me acorde de un sobrino de 11 años que estaba adentro de mi casa y lo empecé a llamar a gritos salio no se como, lo tome y lo tire al suelo junto con nosotros luego una sobrinita de 11 años también y otro sobrinito de 9 años al final habíamos un grupitos todos en el suelo del patio , esperando que todo volviera a la normalidad. Luego me acorde de mi esposo estaba durmiendo abajo, lo gritaba y lo gritaba hasta que sentí su mano en mi espalda, empecé a llorar por mi hijo que andaba en Concepción , y mi hija con mi nieto y mi yerno que viven un poco mas aya de mi casa en unos departamentos de 3 pisos, y pedía a dios que cuidara de mi hijo , cuida de mi hija de mi nieto de mi yerno.
Termino el terremoto y salimos a la calle, estaba llena de autos y personas, se había cortado la luz, pero había una gran luna hermosa y clara parecía día, ya no me sentia atrapada, me tranquilize y me di cuanta que ya todo habia pasado. Se podían ver todas las caras por lo tanto eso fue muy bueno, yo corría para todos lados tratando de que alguien con vehiculo fuera con mi esposo a ver a mi hija pero como quedaba tan cerca mi marido fue a pie, pasaron unos minutos y llego mi hijo en el auto lo abracé llorando , y no podía parar de llorar.
Llegamos a la entrada del cerro, mucha gente a pies, camionetas, autos, buses, bicicletas,
Niños, viejos, jóvenes, ricos, pobres, buenos y malos, todos juntos en busca de un lugar seguro para protegernos de la furia de la naturaleza, huyendo de nuestro hermoso e imponente mar que nos rodea, nadie hablaba. solo caminar y mirarnos las caras unos a otros, con calma, mucho mas calmados, ordenados y tranquilos que en la alerta de tsunami falsa anterior, solo que esta vez era verdad, y mas encima desmentida.nos bajamos de la camioneta y seguimos a pie, nos encontramos con otro cuñado y su familia y nos quedamos ahí el resto de la noche, yo tiritaba no podía parar, no se si de frió o de nervios, temblaba acada ratito se movían los vehículos en los que nos afirmábamos, y la luna seguía alumbrándonos, llego mi hijo , mas tranquila gracias Dios, de pronto vimos que los vehículos y algunas personas empezaban a bajar, ya se había dado la información que no iba haber tsunami que se tranquilizaran y volvieran a sus casa, luego paso un hombre y les decía a los que bajaban, hay marea baja, va haber un tsunami, mi hijo dijo ese caballero anda puro asustando, pero de repente los vehículos que habían bajado volvían de nuevo hacia arriba y mas rápido de pronto gritos en el pueblo, la luna ya se había ido estaba oscuro, y no se veía lo que pasaba, se había salido el mar, inundando todo lo que había a su alrededor.
Sebastian Guelfand
Estaba yo escribiendo poesías, cuando la tierra anunciaba silenciosamente que vendría a despertar a la ciudad, con su fuerza destructora y arrolladora. Mi Tomás ya dormía.
ResponderEliminarSenti el primer movimiento, me paré de mi silla, y me dije ya pasará. Pero no, siguió, Tomás vino al living, lo miré y le dije "ya Tomás, esto viene fuerte, ven vamos a la puerta...". Entonces, se corta la luz, el ruido de las cosas que caen, los vecinos lloran y gritan, nos abrazamos, todo era oscuridad y un largo y fuerte movimiento, cerramos los ojos. A mi Daniela no la tenía conmigo, estaba de viaje en el Sur de Chile.
Me sentí dentro deun barco en medio de una fuerte tormenta, la tierra con rabia. Eran olas gigantes que nos mecían, mientras acariciaba a mi Tomás, sorprendiéndome de su valentía y su actitud de entera calma, hasta sonreía.
Nos afirmamos en la puerta semiabierta, mis gatos corrían y me dije "aquí termina todo y mi Daniela lejos de nosotros". Fueron más de dos minutos, intensos, brutales, la naturaleza no se apiadó en este mar inquieto lleno de tormento. Cerraba mis ojos abrazando a Tomás.
Termina todo, salimos afuera del departamento y lo primero que veo, fue la luna llena frente a mis ojos.
Figuras humanas envueltas en llamas de dolor, miedo y lágrimas de exclamación. Oscuridad, cielo negro, humo, sirenas y nosotros frente a la luna llena, que nos miraba inquieta sin dejar de darnos su luz buena e inmensa.
Con Tomás consolamos a los vecinos, nos abrigamos y fuimos a visitar a sus amigos. Estuvimos en esto por dos horas, mientras llamaba por celular a Daniela, y nada, todo era incomunicación, desastre, muros caidos, niños durmiendo en las calles, cables cortados tendidos en la vereda del camino, hablamos con toda la gente, ya daba lo mismo si eran amigos o no, todo era solidaridad y gestos de humanidad. No habia luz, agua ni gas. No había tranquilidad.
Mi Daniela lejos, mis ojos ciegos, una espina en mi corazón, sólo pensaba y la sentía lejos. Mis piernas y manos temblaban, ya no de frio, sino de soledad.
Finalmente no dormí, miraba desde mi ventana la luna llena.
PD: La redacción del texto contenía en dos partes una rima que quité por encontrarla innecesaria (no hacía alusión a sus sentimientos, si no a recuerdos que no pude conectar bien al texto) o suntuosa.
Daniela Arriaza
El silencio de la noche se dejaba sentir. De pronto un ruido grave e intenso se siente a lo lejos. Abro mis ojos y sólo veo oscuridad. Un movimiento suave comienza a agitar mi habitación... Las cosas caen y presiento que no será sólo "un movimiento más". Me pongo de pie y siento las embestidas cada vez más violentas. Decido salir de mi cuarto y el ruido ensordecedor hace cuestionarme, lo que estoy viviendo ¿es la realidad o es sólo un mal sueño? El movimiento se tornó tan violento que me azotaba contra los muros y en ese punto reafirmé que todo era verdad y no había escapatoria. Intenté salir de casa y desistí al ver grandes destellos en el cielo causados por el corte de líneas eléctricas, por la caída de postes y árboles. Veo como cae el monitor de la computadora sordamente al suelo. Ha pasado demasiado tiempo y esto no cesa. Veo mi automóvil dando brincos en el porshe. Era increíble...una fuerza invisible y tan intensa era capaz de levantarlo y dejarlo caer como si pesara lo que una pluma. Pasaron más de dos minutos y yo ya comenzaba a perder la cordura... imágenes mentales de un Tsunami o del total derrumbe de la ciudad enceguecían mi mente... era algo nunca antes vivido ni soñado... tanta violencia... la extensión... la destrucción y las vidas que se habrían perdido me mantenían incrédulo cuando por fin a eso de los dos minutos y cuarenta y cinco segundos terminaron por destruir casi medio país.
ResponderEliminarFelipe
DIEGO MONTOYA
ResponderEliminarSoy Barbara y vivo en Concepción, pero todo el resto de mi familia vive en mi amado Talcahuano, yo como siempre me duermo muy temprano hasta que a las 3:34 de la madrugada se azoto mi cama contra la pared, yo que le tenia un terror horrible a los temblores (muy comunes en Chile) me asuste mucho pero sabia que pronto pasaría, pero nop, me di cuenta que las cosas que estaban colgadas se azotaban contra la pared y se caían, los libros míos caían sobre mis piernas, TERREMOTO!!!! pensé y trate de salir corriendo, porque mi casa son unos pabellones de madera construidos en el 1935 así que lo primero que quise hacer era salir a la calle , pero no podía salir de mi cama, trataba de pararme pero un sacudon me volvía a la cama, mire nuevamente mi pieza y ahora era una licuadora, las cosas caían, los muebles se corrían, y mi cama de un lado al otro de mi pieza, corrí mi cabeza cosa de que nada me cayera ensima, asta que los fuertes sacudones fueron calmando en pequeñas ondas en la tierra, hay recién pude salir al marco de la puerta y quedarme hay (si creen que fueron muchas cosas durante el terremoto, pues sii porque duro 2 min y medio aprox. MUCHO TIEMPO!!)
Llame a mi Abuela, y venia caminando muy campante, uf estaba bien, llame a su pareja, también venia caminando detrás de mi Abuela, abrí la puerta del patio y salio corriendo mi perrita, la canela, gracias a dios estaban todos bien en mi casa, la casa resistió de lo mas bien ni siquiera un vidrio se quebró, todo bien en mi casa, solo que estaba el desastre con las cosas....
La puerta de la casa se trabo, así que tuvimos que salir por la ventana, entramos a la camioneta y pusimos la radio Bio-Bio , contaban que el terremoto había sido de Magnitud 8,8 y que pronto la Presidenta hablaría sobre todo, pero que la gobernación marítima negaba la posibilidad de tsunami, mi mama, su pareja, mis tíos, y mis 3 hermanos pequeños viven en Las Salinas, a 4 casas del mar , estábamos muy asustados por ellos, pero como decían que con el mar no pasaría nada, nos tranquilizamos, la noche paso con muchas pero muchas replicas, explosiones (derrumbe de la torre Alto Rió, incendio y explosión de La facultad de ingeniería y de ciencias químicas de la universidad de concepcion y el incendio de la cárcel El Manzano).
Llegada la mañana, fuimos a buscar a mi familia a Las Salinas de Talcahuano, y cuando llegamos, no lo podíamos creer, AGUA, llena de agua estaba la avenida Colon, principal calle de Talcahuano, tratando de llamar en vano por celular, temíamos que las olas se hubieran llevado a mi familia, me baje y con el agua a las rodillas buscara por las calles a mi familia asta que de pronto, vimos que venían caminando por colon todos mojados, sin nada de ropa corriendo del tsunami, hay la familia se volvió a reunión, mi mama lo perdió absolutamente todo, pero todos estábamos con vida y juntos...
Porqué ladran los perros?
ResponderEliminarPor Michel Leon Ramos | 3 mess
"Michel...Michel despierta...."...
por segunda vez daniela me despierta suavemente..
Viernes de una semana agotadora, de un viaje agotador, de una cena embotadora y de un trozo de pelicula que no alcanzo a terminar...es eso y estoy en la playa de nuevo, casa de mi madre y eterno lugar de regocijo desde que tengo memoria, y vaya que tengo memoria...
" Ok ahora bajo las sabanas... y el sopor del sueño..." mañana quizas a trotar a horcones, a jugar con mi pequeña Flo y su balde en la arena o nicolas con su bodyboard que es su mejor partner..
eso mañana...
por ahora dormiria si logran esos perros callarse de una vez.. ... pero no, sus ladridos se acrecientan.. alguien esta molestando a una jauria... cuando estarian tantos animales de acuerdo en reclamar algo?
... eso es hasta que empiezo a sentir una aguja que me dispara.
.. adrenalina... por algo ..
por esta cama que se mece...
por esta hipervigilia que siempre me mueve, desde que nacio mi hija incluso antes, desde la muerte de mi pequeño lucas... algo no me deja dormir y esta ves son los perros el preludio..
abro la puerta del pequeño dormitorio en dos zancadas.. marco de aluminio,corredera, ventanal...abre facil y veo la playa a 50mts.. y el pequeño pueblo de pescadores meciendose freneticamente, mas y mas... daniela esta a mi lado y ya desperto a mi hijo... miro hacia la casa de mi madre...no puedo bajar de este 3er piso...la escalera siempre fue lo mas debil y ahora se mueve reclamando en multiples crujidos esa mano gigante que la pone a prueba y a nosotros tambien... mi hermano no esta,nadie sale de su habitacion...llega mi sobrina corriendo ya desperto en este horror, como un terrible desayuno, que solo la hace correr buscando quien la acoja en una pesadilla.
Todo solo empeora... antes era frenetico pero el movimiento da un brusco empujon y el pequeño edificio se mece brutalmente.. ahora pongo en duda que resista.. esto nunca lo habia sentido tan violento.. mas que el 85...mucho mas
..mi Florencia no despertó, para ella esto es:
"otro viaje en auto, tarde con los papas volviendo de una fiesta, por un camino de ripio. porque preocuparse?..."
estamos todos bajo el marco de la puerta, se que no es donde uno debe estar pero el instinto es mas fuerte... y no hago caso a las instrucciones de " en caso de derrumbre busca algo que deje bolsas de aire alrededor..." que me llego por internet en otro mail spam..." debi guardarlo... prometo leer todo mi spam"...
todo tiembla o ruge...Gener bota el vapor de las calderas y su personal corre hacia el monte existenten detras camino a puchuncavi...GNL bota mas gas de lo acostumbrado por el despiche de gas.. y es una llamarada gigante...ya estaba quintero apagado y ventanas se oscurece como cerrando los ojos.. ahora solo iluminado por las llamas y el rugido del vapor que se prolonga por mas de lo que duro el terremoto, y solo se apago varios minutos mas tarde... quizas al tiempo que las olas repartian el terror en otras pequeñas caletas... sobre otros pequeños sueños y grandes amores....
...mama esta bien, hermanos tambien, no hay grandes desgracias solo materiales... pero sin luz, ni radio, y a la distancia no podemos ni asomarnos al horror que ahora ocupa el ultimo dia de verano...
SABADO 27 DE FEBRERO DE 2010, 3:34 am.
ResponderEliminar“Siento un remezón, es mi hermano gritándome y despertándome para correr. El ruido es tremendo, un verdadero tren por encima de la casa, mis transformers caían en una lluvia de colores al lado mío, corrí como jamás lo hago cuando tiembla, mi hermano estaba fuera de la reja de la casa mi mama se aferro a esta y yo la cubrí; ella gritaba desesperada por mi papa y sus papas, yo calmadamente le decía "mama estarán bien, estarán bien, ya terminara"...pero no terminaba, aumentaba cada vez más, el ruido era ensordecedor, se escuchaba gente gritar y vidrios romperse, el caos estaba desatado.
Cuando terminó el terremoto, la luz de la luna era lo único q nos permitía ver, luego sin éxito llame a mi papa, mujer y abuelos.
No sabíamos q pasaba...era una pesadilla horrible...con el celular alumbraba como linterna...llame a mi mujer y no respondió.
En ese minuto todo parecía una ciudad de terror, sin luz, confusión, temblores y muerte.
La polvadera en la parte antigua de la ciudad es enorme, no hay casa intacta, las siguientes horas fueron eternas”
Al ver la realidad de otras ciudades, me quedo helado pensando q yo iba a estar ahí ese día, y mis amigos estaban allá, ¿q mierda está pasando? …“
Felipe Saavedra
NICOLAS GONZALEZ
Ricardo Aguirre (34) vive y trabaja desde hace casi 10 años en la ciudad de Concepción, capital de la región del Bíobío, de más de 200 mil habitantes. Este es su testimonio.
ResponderEliminar“De un momento a otro me despertó un ruido que venía de muy abajo, como del fondo de la tierra, y de la nada todo empezó a dar vueltas y a temblar y temblar. Salté de la cama junto a mi mujer y corrimos al cuarto de mi hija de 7 años. La encontramos llorando y abrazada a su almohada. Salimos lo más rápido que pudimos a la calle, cayéndonos, porque tampoco se podía caminar ni correr ya que la tierra se movía de arriba abajo”.
“Afuera se escuchaban gritos y llantos de niños, jóvenes, mujeres y adultos, pero muy bajo, porque lo que más se oía era el sonido de la tierra. Sonaba como cuando uno parte una galleta pero un millón de veces más fuerte. En eso se vio una luz en el cielo, como un relámpago, y todo quedó a oscuras. Fue una experiencia verdaderamente atroz. Parecía de verdad el fin del mundo. Algunos rezaban, pedían perdón a Dios. Por un momento pensé de verdad que podía ser el fin del mundo”.
“Cuando la tierra dejó de moverse y sonar, recién se escucharon con fuerza los gritos y los llantos de las personas. Yo sentía que las piernas me temblaban. Mi hijita seguía llorando. Mi mujer también. No me había dado cuenta, pero yo también estaba llorando. Los tres nos abrazábamos con fuerza”.
“Cuando amaneció vi que nuestra casa estaba destruida. Mi casa, que era de dos pisos, estaba casi de cabeza. Era como si un gigante hubiera venido y la hubiera volteado por jugar. Mi carro había salido despedido hasta la calle de enfrente, 50 metros más allá. Todas las casas estaban en el piso y los carros de cabeza. Los edificios estaban de costado, a punto de caerse. El puente que daba a la carretera estaba destruido. Los postes de luz en el piso. Las veredas y las pistas levantadas. Parecía una pesadilla. O una película de ciencia ficción”.
“Las primeras caras que vi fueron de miedo, de pavor, pero luego solamente vi caras de sorpresa. Nadie podía creer lo que había pasado. Algunos ni siquiera lloraban, solo miraban sus propiedades en estado de shock, con la boca abierta. Otros buscaban a sus familiares entre los escombros, los llamaban a gritos. Nadie sabía qué hacer”.
MARCELO RODRIGUEZ C
Isabel Icaza /último fin se semana de verano
ResponderEliminarImposible resistirse a las ganas de ir a Pelluhue el último fin de semana del verano, más aún teniendo una cabaña disponible frente al mar. Habíamos ido muchas veces juntos, empezamos el año abrazados en la playa principal viendo los fuegos artificiales, y veraneamos con una familia amiga ahí durante febrero. Correspondía despedir un verano intenso ahí y así partimos el viernes en la tarde, Pablo y yo solos. Ese día fue caluroso, y luego del viaje, el cansancio nos hizo dejar para el sábado la salida.
A las 3 de la mañana ya dormíamos y desde ese momento todo lo que recuerdo es una pesadilla. Empezó el movimiento, el llanto, la oscuridad, el miedo al mar, decidir arrancar, buscar a tientas algo con qué vestirnos y correr… de la mano y sin soltarnos, sin sirenas sonando ni carabineros, sólo siguiendo a la gente que pasaba en auto y caminando por el lado a pesar del pánico, abuelos tapados con frazadas empujados por algún nieto desesperado por apurarles el paso, madres con niños de las manos, hombres calmando a quien pasara por el lado. Nosotros siguiendo a todos cerro arriba, a pie, hasta que una camioneta para por fin paró, subimos corriendo. Era una familia con una niña que abrazada a un osito y con pijama dormía atrás. Los rumores de tsunami se escuchaban por todas partes y la pregunta que nos hacen es decisiva: ¿Siguen con nosotros a Talca o vuelven a Pelluhue por sus cosas? Y a pesar de dudar unos segundos, la respuesta quizás nos salvó la vida…
VERÓNICA FLORES
KARIN ARTIGAS:EL GRAN TERREMOTO, 25 AÑOS DE ESPERA
ResponderEliminar“ tengo 34 años y la costumbre de no levantarme por los temblores. Despierto y evalúo si hay necesidad de huir. A pesar del terremoto del 85 no quedé traumada y no les tengo miedo a los temblores, pero siempre que tiembla viene a mí ese día, empezó suave y luego largó los azotes brutales.
Eran las 3:34 del sábado 27 de febrero, desperté, el movimiento era suave pero seguía. Alcancé a maldecir mi brillante idea de dejar a mi hijo Joaquín de 11 años, quedarse a dormir en la casa de un amigo. Por favor, que no sea el gran terremoto –me dije- y al rato empezó más fuerte. Supe que no era cualquier temblor y no recuerdo bien, pero sólo atiné a sacar a Agustín de 1 año que dormía en su cuna. No me importó no estar vestida.
Con mi marido, Eduardo, nos pusimos en la puerta a tratar de sostenernos en pie y a mirar y sentir como se caía todo dentro de la casa. El cielo se llenaba de destellos azules que hacían ver la situación como algún cataclismo global. (Mientras escribo una nueva réplica). Mis vecinas gritaban descontroladas, el ruido ensordecedor subterráneo y de las casas al crujir hacía todo más tétrico, un vecino desesperado ante lo interminable de la tragedia gritaba: Dios mío, dios mío para esta weá!!!!! Pensé que la casa no resistía, que iba a explotar de tanta furia y movimientos ondulantes, entonces me entregué sin miedo a que pasara lo que pasara porque era obvio que la casa estaba derrumbada detrás de mí y no me daba cuenta.
Luego vino el silencio y la oscuridad, pero no absoluta, porque la luna nos amparó brillando a lo lejos. Sólo pensaba en mi hijo que no estaba conmigo, quise llamar, pero estaban las líneas colapsadas. Me dolía el pecho de no poder estar con él y pasados unos minutos me entró la histeria de no tener noticias y de querer ir a buscarlo. Mi esposo me dijo que era peor salir porque no había luz y lo más probable era que chocáramos porque la gente andaba desquiciada por las calles. Luego llegaron mis suegros que viven en un octavo piso, mi suegra venía muy afectada y con los brazos y las rodillas rasmilladas y sangrantes, porque al bajar las escaleras había caído. A pesar del miedo, ellos partieron a ver como estaba el resto de sus hijos.
Supe de mi familia y con mucha suerte, todos estaban bien, a pesar de que me preocupaba que una tía en la zona de la costa había evacuada hacia los cerros por el peligro de tsunami. Como en mi barrio no se veía destrucción, uno cree que no fue nada, pero los vecinos comenzaron a encender las radios de los autos y oímos que en el sur había sido 8.8 grados y que había mucha destrucción en la zona del Maule y el Bío Bío. ...”
CAMILO VILLAGRAN
Un frío premonitorio
ResponderEliminarPor Rodrigo Wilson
Fuente: Carlos Padilla, El Mercurio.
El añoso Cementerio General de Santiago no se salvó del fuerte movimiento telúrico.
Una serie de alertas antes del movimiento sísmico. Las mismas alertas se repitieron antes de la primera réplica.
Soñé que mis hijos morían y corría con ellos para buscar ayuda. Desperté angustiado, asustado y extrañamente con mucho frío. Abracé a mi hijo que esa noche se durmió con nosotros, me tapé bien, y como vi que mi señora se movía comencé a contarle la pesadilla, estando aún nervioso.
En ese preciso instante comenzó a temblar. Me levanté a mirar por la ventana mientras se movía el departamento, vi todo normal, pero de todas formas dije en voz alta "está quedando la cagá". Rápidamente abrí las puertas del dormitorio y pasillo para que no quedaran bloqueadas. Tomé a
mi hijo Rodrigo (de 2 años y medio) y le dije a mi señora, Carmen, que agarrara a la Magdalena (de 7 meses) para evacuar porque calculé que podrían colapsar los bordes primero, como dormitorios, muros y terraza.
ResponderEliminarY comenzó el terremoto. El movimiento no dejaba avanzar. Aún en el dormitorio miré para atrás para asegurarme que me seguía la Carmen y que estaba con la Magdalena en brazos. Rebotando en el muro me decía "busquemos los puntos vacíos". En ese momento todo se movía muy fuerte. A los sonidos de caída de adornos se sumó un crujido espeluznante. Estaba todo oscuro, pero veía perfectamente gracias a que la adrenalina abrió mis pupilas. Dije con voz temblorosa "Esta cuestión se está resquebrajando". Pensé que hasta ahí llegaban nuestras vidas y quería decir las últimas palabras (cuando chico pensaba que serían "viva Chile"). Le tomé la mano a la Carmen y los abracé a todos, diciendo "Te amo, los amo". Pero no podía quedarme a esperar sin hacer algo y dije "salgamos de aquí"• Tomé un lápiz con luz que me trajo mi mamá desde Berkeley, California, porque buscar los espacio vacíos en el desplome de un edificio o un ala del mismo, no sirve.
En la entrada del departamento había un adorno quebrado, pero no había peligro para avanzar. Dejé la puerta abierta con el pestillo pasado porque salí sin llaves. Y comenzamos a bajar las escaleras de seguridad pese a que la Carmen decía que leyó en un correo que era una zona insegura. Bajamos con tranquilidad para evitar una caída, es decir, evacuamos. Siempre pensé que Santiago estaba completamente derrumbado.
ResponderEliminarAl llegar abajo terminó el terremoto. Quiere decir que todo esto transcurrió en 2 minutos y medio, incluyendo el descenso desde el quinto piso. Fuimos los primeros en llegar a la recepción. Veinte segundos después llegó una mujer sin la uña del dedo gordo del pie, pidiendo que le iluminara los dedos; ella había arrancado en vez de evacuar. Un muchacho de 16 años se lanzó desde el tercer piso porque su puerta quedó trancada y sufre de claustrofobia; cayó bien.
Nos quedamos en el lobby porque al salir pueden caer cerámicas que hay en el techo de la entrada. Treinta segundos después le dije a la Carmen, con voz temblorosa por el frío y el susto, que debía volver al departamento. Tenía que buscar algo para abrigarnos, estábamos descalzos y con pijamas, agregué que se alejara del edificio en caso de volver a templar. Siempre pensé que el edificio caería. Debía ir pronto, ya que las réplicas no son inmediatas.
ResponderEliminarComencé a subir con la mini linterna. Les veía la cara de susto a mis vecinos mientras bajaban y escuchaba mi propia respiración, todo en cámara lenta. Fue una imagen tipo documental del 11-S. Al llegar al departamento me calmé, cero cansancio. Me vestí y busqué ropa, saqué las llaves del auto y las de la casa que habían caído detrás del velador, tomé el celular y salí en tres minutos. Vi una llamada perdida de mi hermana mayor. Según la Carmen fue eterno y comenzó a gritar mi nombre desde la puerta de la escalera de seguridad.
Bajé. Luego salimos del edificio junto a todos los vecinos. El conserje pidió que alguien con linterna lo acompañara a ver la caldera. Lo pensé un par de segundos y fui voluntario, pero la Carmen no me dejó, claro, mi familia primero. Ella sugirió que nos fuéramos a la casa de mis papás, a cinco minutos en auto, en La Reina, dos pisos, nueve habitaciones, firme. Allí sólo cayeron adornos y muebles con platos de colección de la bisabuela; nada de estructura.
Llegamos allá a refugiarnos e intentar contactar a los familiares. Mi hermano menor me acompañó a volver a buscar algunas cosas como el “tete”, pañales, toallas húmedas y mamadera. En el edificio sólo quedaron 4 familias. Horas después pensé que quizás exageramos, en fin. Más tarde me contaría mi señora que cinco minutos antes del terremoto, mientras yo tenía la pesadilla, sintió un dolor similar a las contracciones de embarazada. Logramos dormirnos recién a las siete de la mañana. A las 7:30 AM, nuevamente me dio mucho frío. Se lo comenté a la Carmen. 7:38 AM, una réplica de 5,5 grados.
ResponderEliminarDANIELA AYLWIN
Mathilde Marcantoni
ResponderEliminarEL LLAMADO
Por Jonás Romero Sánchez | 3 mess
3.34
Me despierto de golpe y pienso que quiero seguir durmiendo, nada. Segundo intento, todavía no se entiende nada, mi pieza del tercer piso de un edificio en Providencia esta casi colapsando, no se tambalea como cualquier otro temblor que yo haya vivido, se mueve como si alguien me estuviera zamarreando desde dentro y hacia fuera, el ruido es feroz, todo se rompe y se cae, se escuchan las grietas del pasillo, y entre todo ese ruido caótico, una mezcla de gritos de tierra y cemento, alcanzo a escuchar a mi hermana: “JONAAAAAAS!!!”. Como puedo me intento levantar sin que mi cuerpo responda, estaba en pánico. Avancé por el largo (en ese momento enorme) camino que me separa de la pieza donde estaba mi familia y la mía, y a lo único que atino es a abrazarla, ella a lo único que atina es a rezar en voz fuerte, casi gritando, rogando, y mi madre solo atina a afirmar la tele. Cierro los ojos pero no quiero que mi hermana se asuste mas, la abrazo mas fuerte ahora ambas, y espero. Espero un minuto y medio que se me hizo una eternidad, abandonando mi ateísmo y rezando también fuerte, en tono de suplica, que nada pase. Nada pasó.
4.00 am
Abajo en la calle todo parece mas normal de lo que debería, bajamos con lo puesto, me traje una manta que era de mi abuelo para paliar el frío y una linterna, no se ve que haya luz en la cercanía. Mucha gente en batas de dormir, con las guaguas en brazos y sus partencias mas accesibles a la mano. Alguien prende una radio a pilas y nos enteramos del epicentro, de la magnitud, de muchas cosas que realmente a pocos les interesaba oír, la mayoría abstraídos en sus celulares buscando a algún pariente, algún amigo, y nada, no hay suficientes voces que calmen a nadie, realmente no hay nadie.
La solidaridad no se hace esperar y las experiencias tampoco, el “que hiciste tú” y “¿en que estabas?”, entre un cigarrito y otro se van develando historias, de gente que no conocía a pesar de vivir por 2 años en este edificio, gente que deambulaba y hacia sus vidas tan cerca mío pero que nunca se habían dado el tiempo como ahora de interactuar, de pensar en el otro. Uno que otro suertudo logra comunicarse con alguien, “que están bien, pero afuera esta la embarrada”, informaciones desde todas partes de Chile pero yo aun sin conseguir nada de lo que quería oír, mi familia, mis amigos, mi vida, nada.
12.00 pm
Ahora la vida sigue extrañamente normal, la luz ya volvió, el agua y el gas también, todo sigue normal, la gente que en la madrugada te abrazaba, ahora te ignora, y no puedo creer que la vida siga así, que algunos tengan tanta fortuna y otros no.
No soporto ser el de la fortuna.
Mathilde Marcantoni
ResponderEliminarPame, encontre un texto mejor asique con este me quedo.
UN PAÍS PARTIDO
Por Jonás Romero Sánchez | 3 mess
El viernes era día de relajo, de descanso y de amigos. Una gran amiga que vive fuera de Chile estaba de paso por acá, por lo que decidimos acompañarla a su Liguriazo tradicional con su prima y el pololo de la prima. A las 2 de la mañana y como salimos en metro, con Carlos, mi marido, nos fuimos caminando buscando micro o taxi y pasamos por la iglesia de la Divina Providencia, al lado de su campanario que más tarde se estrelló en el suelo. En la casa decidimos salir un rato al balcón porque la noche estaba exquisita, con luna llena. Nos quedamos hasta como las 3.20 de la mañana ahí. Así es que a las 3.34, cuando empezó todo, estábamos recién acostados, muy despiertos aún.
Yo sentí el temblor de inmediato, porque empezó a sonar una campana de plata que nos regaló un abogado de mi trabajo para el matrimonio. Ahí le dije a Carlos “está temblando”, y él me dijo que no, hasta que lo empezó a sentir. Era suave al principio, así es que nos quedamos ahí en la cama, esperando que pasara, hasta que nos dimos cuenta que no pasaba y que se empezaba a mover más fuerte. Nos levantamos de un salto y nos pusimos abajo del marco de la puerta de la pieza, agarrados firme, yo todavía pensaba que iba a ser algo que pasaría rápido, hasta que empezó la pesadilla, se empezó a tambalear todo, el noveno piso parecía una coctelera, y luego una juguera, empezó un estrépito de vasos, de cosas que se caían y se quebraban en la cocina, y estaba todo tan oscuro, no veía más allá del marco de la puerta y en un minuto el terremoto empezó de arriba a abajo y ahí pensé que era el fin de todo, porque me levantaba del suelo y me hacía bajar, como si no pesara nada, Carlos se pegó con la puerta que trataba de mantener afirmada para que no se azotara contra nosotros... sentí que la pesadilla duraba siglos, que no acababa nunca, estuvimos sí todo el tiempo tranquilos y bien afirmados, sin llorar, sólo con mucho miedo de que cediera el piso, porque parecía que se iba a reventar todo, sentía cómo caían las cosas del vecino de arriba justo encima de nosotros, empezaron a andar los generadores de emergencia (que dan luz sólo en la entrada del edificio) que sonaban como si se a uno se le hubiese metido la turbina un avión adentro de las orejas, en definitiva, un espanto.
Entonces, cuando todo terminó, nos vestimos rápido alumbrados sólo por los celulares, mientras yo llamaba a mi mamá para contarle que había habido un terremoto, pero que estábamos bien. No contestó, y cuando me llamó ella noté el nerviosismo en su voz, me dice que allá, en Pucón, el terremoto también se sintió y que mis hermanos están en Concepción solos, que habló con ellos y están bien. Pienso ahí que es el país entero el que se partió, tomamos computadores, llaves, celulares, cargadores y bajamos las escaleras con el corazón apretado, los ojos muy abiertos y el alma angustiada por nuestras familias, nuestros amigos, y nuestro país.
Alejandra Yermany / Bailaremos
ResponderEliminarCerca de la 1:30 AM del sábado 27 de febrero salía a escena la banda de cumbia popera Villa Cariño, en la cual toca mi pololo, y la euforia de la gente se hizo sentir en La Berenjena, local ubicado cerca del cerro Santa Lucía. Todo el mundo saltando, gritando, bailando y transpirando frente a un escenario enardecido en el cual los chicos tocaban sus canciones de amor y desamor. Daniela, mi amiga arquitecta, me miraba con cara de susto cada vez que las más de 200 personas saltaban en el segundo piso del local, coreando las canciones de la banda. "Esto está que se cae" me decía la Dani y yo sólo atinaba a saltar junto a la masa humana que se agolpaba frente al escenario.
La tocata terminó y como siempre, la música envasada continuó con la fiesta. En los "camarines" -ubicados en la cocina del local- conversaban los chicos de la banda, hidratándose con un vaso de agua o cerveza. Con Gonzalo, mi pololo, decidimos irnos a eso de las 3:10 de la mañana. Los tres con Daniela íbamos por Manuel Montt hacia Ñuñoa, cuando nos comenzamos a dar cuenta de que en las calles no había luz. Doblamos en Simón Bolívar y mi amiga, que iba al volante, no pudo seguir controlando el auto. En ese momento nos dimos cuenta realmente de lo que estaba pasando. El ruido era intenso y el movimiento era impactante. Las calles se movían onduladamente y los postes de luz emitían chispazos en todas partes. El ruido de los ventanales y de la tierra liberando energía era muy intenso y a lo lejos veíamos que el cielo se iluminaba explosivamente. Nos quedamos algunos segundos en el auto, impactados, y luego nos pusimos en marcha con mucha cautela, pues las calles estaban sin luz, con algunos escombros, aún moviéndose. La que para nosotros comenzó como una noche de cumbia, terminó en un miedo profundo...pero tenemos la suerte de que nosotros y nuestras familias y amigos están bien. Ahora la cumbia irá en ayuda de las víctimas. Bailaremos para reconstruir Chile.
Luca Tortello
2.20 de la madrugada, la hora perfecta para apagar la televisión que mostraba por enésima vez en el mes, la película: “Titanic”. Acto seguido me senté frente al computador a responder varios mensajes de facebook, donde no hacía sino expresar la alegría que sentí ese viernes/sábado fatídico, que hasta entonces había transcurrido felizmente entre amigos y mi pololo. Ese era el verdadero Carpe Diem, pensaba yo. . .
ResponderEliminarEstruendos y golpes. Temblores que inexplicablemente me sacudieron de la cama y me obligaron, inconscientemente, a abrir la puerta de mi habitación. El pesado sueño no pudo opacar mi garganta, e inmediatamente mientras recorría el pasillo del segundo piso, se me escapó un grito. Desde la escalera sentí la respiración nerviosa de mi mamá, prueba suficiente para corroborar que algo andaba muy, pero muy, mal. Eran las 3.34.
La adrenalina, el terror, o quizás Dios, fueron los que me llevaron a la pieza de mi hermana menor de 7 años, a la que sin dudar tomé en brazos, para luego descender.
En el dintel de la puerta que conecta al hall de entrada con la escalera hacia los dormitorios, ya se encontraba mi familia (aunque a cinco días del terremoto, todos confiesan no saber cómo llegaron allí). No era un lugar preparado, ni sé si era el más seguro.
¿Cómo describir lo que sigue? Si es la sensación más horrible e inenarrable que me haya tocado vivir. Temblaba el piso, las paredes, hacia arriba, hacia abajo, no, no, mejor dicho. . .hacia todos lados. La tierra pegaba latigazos con furia. La naturaleza nos tenía colgando a todos de un hilo. El pensamiento que recorría mi aturdida cabeza era el siguiente: el hombre, el ser humano es indefenso ante la colosal fuerza de la tierra; es así como nos tiene a todos por igual, sin importar raza, religión, ni clase social, en esos dos minutos, no existía en Chile persona que no temiera por la vida de sus seres queridos, y luego por la propia. (¿Qué le habremos hecho para tal reacción?)
¡Ay Dios mío! Me vi a mi misma entre mi familia, desconozco si los abrazaba o no, pero me gustaría pensar que así fue. A unos metros, mi hermosa labradora daba vueltas en círculos, mientras el infierno no paraba. Los estruendos eran cada vez mayores.
Escuché como yo gritaba el nombre de mi pololo, quien sabía que se encontraba solo en su casa, y el hecho de que no despertara del sueño, me volvía más loca.
Taquicardia, sí, mi corazón latía a mil.
¡Ay Dios mío!, grité nuevamente. Luego vino el silencio. Logre callar todos mis gritos, mis pensamientos y mis latidos, para escuchar lo que sucedía a mí alrededor.
Se rompían, se quebraban y caían cosas, vidrios, cerámicas, mármoles. Ese sonido tan finito, tan efímero, pero tan penetrante. Ese sonido que pocos lograron identificar, entre el estruendo rabioso del suelo. Sí, ese sonido que escuchas sin saber qué sucede, qué se quiebra, qué se está llevando el terremoto. . . pues tal sonido, aún sigue resonando en mi cabeza; no se puede olvidar.
Ni las magnitudes ni los segundos pueden calificar o enumerar la experiencia vivida.
Solo agradezco a Dios, que toda mi familia está a salvo.
Mahina Pakarati
TESTIMONIO UN SOBREVIVIENTE
ResponderEliminarPor ese motivo, Generacción buscó el testimonio de un compatriota que vivió la terrible experiencia en el sitio mismo de la tragedia.
Ricardo Aguirre (34) vive y trabaja desde hace casi 10 años en la ciudad de Concepción, capital de la región del Bíobío, de más de 200 mil habitantes. Este es su testimonio.
“De un momento a otro me despertó un ruido que venía de muy abajo, como del fondo de la tierra, y de la nada todo empezó a dar vueltas y a temblar y temblar. Salté de la cama junto a mi mujer y corrimos al cuarto de mi hija de 7 años. La encontramos llorando y abrazada a su almohada. Salimos lo más rápido que pudimos a la calle, cayéndonos, porque tampoco se podía caminar ni correr ya que la tierra se movía de arriba abajo”.
“Afuera se escuchaban gritos y llantos de niños, jóvenes, mujeres y adultos, pero muy bajo, porque lo que más se oía era el sonido de la tierra. Sonaba como cuando uno parte una galleta pero un millón de veces más fuerte. En eso se vio una luz en el cielo, como un relámpago, y todo quedó a oscuras. Fue una experiencia verdaderamente atroz. Parecía de verdad el fin del mundo. Algunos rezaban, pedían perdón a Dios. Por un momento pensé de verdad que podía ser el fin del mundo”.
“Cuando la tierra dejó de moverse y sonar, recién se escucharon con fuerza los gritos y los llantos de las personas. Yo sentía que las piernas me temblaban. Mi hijita seguía llorando. Mi mujer también. No me había dado cuenta, pero yo también estaba llorando. Los tres nos abrazábamos con fuerza”.
“Cuando amaneció vi que nuestra casa estaba destruida. Mi casa, que era de dos pisos, estaba casi de cabeza. Era como si un gigante hubiera venido y la hubiera volteado por jugar. Mi carro había salido despedido hasta la calle de enfrente, 50 metros más allá. Todas las casas estaban en el piso y los carros de cabeza. Los edificios estaban de costado, a punto de caerse. El puente que daba a la carretera estaba destruido. Los postes de luz en el piso. Las veredas y las pistas levantadas. Parecía una pesadilla. O una película de ciencia ficción”.
“Las primeras caras que vi fueron de miedo, de pavor, pero luego solamente vi caras de sorpresa. Nadie podía creer lo que había pasado. Algunos ni siquiera lloraban, solo miraban sus propiedades en estado de shock, con la boca abierta. Otros buscaban a sus familiares entre los escombros, los llamaban a gritos. Nadie sabía qué hacer”.
“El domingo en la mañana empezaron los saqueos. La gente estaba desesperada porque lo había perdido todo y la ayuda del gobierno no llegaba. Empezaron a meterse a los supermercados, a las gasolineras, a las farmacias, destrozando puertas y ventanas, llevándose lo que podían. Pero no solo agua o cosas para comer, sino que también otros aprovecharon y se robaron televisores, computadoras, refrigeradoras, lavadoras. Era un caos. Nadie ponía orden”.
“Incluso llegaron a saquear e incendiar un (supermercado) Santa Isabel que estaba a unos bloques de mi casa. También invadieron las casas de los barrios residenciales para saquearlas y robar lo que pudieran”.
“En la tarde del domingo llegaron los carabineros y los militares, después del toque de queda (decretado por el gobierno de Michelle Bachelet). Hicieron disparos de advertencia y arrojaron gases lacrimógenos para dispersar a la gente que no paraba de reclamar. Detuvieron a decenas de personas entre jóvenes y adultos, todos varones”.
“Nadie sabe lo qué va a pasar. La gente tiene miedo de que haya más réplicas. Yo he perdido todo. Mi casa con todo lo que tenía adentro, que me tomó años comprar. Mi trabajo, porque el local de la empresa se ha venido abajo. Lo único que tengo es mi mujer y mi hija. Supongo que dentro de la desgracia se podría decir que tengo suerte, porque he visto que otras personas han perdido hasta sus propias familias”.
maria jose ramirez v.
DANIELA AYLWIN
ResponderEliminarpame yo tambien cambie de texto
Isabel Núñez
Para señor, para
El monstruo había saciado su sed de alegría y entusiasmo, entregándole los tan conocidos y poco valorados ya, galardones de plata al trovador de las cosas simples. Me había vencido el sueño y de pronto desperté para ver en la pantalla sólo el símbolo del canal 13, apagué el televisor y acomodaba mis mullidas almohadas cuando sentí
un crujido – está temblando pensé con indolencia, está temblando repetí ya un poco más alerta, está temblando dije bajándome de la cama en mi precaria vestimenta disponiéndome a salir, giré para ver y la idiota cajita iba en raudo camino al piso, entonces me aferré a ella y con mi pierna y en actitud contorsionista trataba de detener la puerta de mi habitación para que el movimiento no me dejara encerrada, ya la oscuridad
ResponderEliminarreinaba en esa coctelera que era mi departamento del quinto piso, sentía cómo caían y caían cosas de aquí, de allá y se quebraban, ese ruido ensordecedor que paraliza.
ResponderEliminarPermanecí aferrada a mi tele, ahora pienso que ella me afirmaba para no caer o no correr despavorida. “para Señor, para” era mi plegaria y la imagen de mis hijos lejos y separados me oprimía el alma. De pronto era sólo un suave vaivén que me envolvía, mi apretado corazón se angustiaba aún más y más, buscando en la oscuridad mi celular logré atraparlo y salí, abrí mi puerta y sentí los gritos de la gente, “corten el gas, por favor” se escuchó claramente, mi vecina abrió y cerró su puerta de improviso, toqué desesperada, estás bien?
Le pregunté, y me dijo que buscaba a su gatita que había arrancado asustada. Se acercaron mis vecinos de enfrente preguntando si estábamos bien, eran solo voces y siluetas en esa noche tremenda. Hay que bajar dijo alguien, entonces me di cuenta de que iba apenas vestida, me volví y me di cuenta que había un mueble que me impedía el paso, entré como pude y en forma autómata llegué a mi pieza tratando de buscar algo que ponerme, la puerta de mi closet estaba trabada por tantas cosas que había en el piso, como pude logré dar con un pantalón de buzo y una polera, salí y en caravana silenciosa bajamos cada peldaño, en el cuarto piso se habían roto las cañerías y el agua corría peligrosamente, finalmente llegamos a la zona de seguridad del condominio donde habían más siluetas y voces, hilos de luz de linternas en manos de seres aterrados.
ResponderEliminarMi teléfono no funcionaba, tenía registrada una llamada perdida de mi hijo mayor a las 3:39, con la angustia partiéndome el alma marcaba y marcaba su número y el de mi hijo pequeño sin lograr comunicarme. Quería correr, pero estaba anclada al piso, escuchaba murmullos y la voz de mi vecina que me decía que ya pronto iba a saber de ellos. No existía nada más para mi en ese instante que el inmenso deseo de abrazarlos, pasaban las horas y los murmullos nos traían noticias de que en el sur fue grado 9, que se cayó la cúpula de la iglesia San Francisco, que Chile se está cayendo a pedazos, el paso Miraflores, la carretera está cortada, hay incendios en Quilicura, y mis hijos, necesito a mis hijos gritaba mi corazón en silencio...A las 6:35 entró una llamada, era mi hermana de Villarrica, su aterrada voz me anunciaba que había hablado con mi pequeño Álvaro, pude respirar y elevé una plegaria “Gracias Señor” repetía, mientras marcaba y marcaba sus números Alrededor de las 7:00 volvió a sonar mi teléfono, “Mamita cómo estás, me preguntó con su pequeña voz mi niño – mi hermano está conmigo me dijo”. En ese preciso instante volví a la vida.
ResponderEliminarPAULA PIZARRO
ResponderEliminarCatalina Infante / Las polillas
Estábamos con mi marido durmiendo en nuestro departamento en el piso 3, nos habíamos acostado como a las 12 después de una buena conversación en la terraza. A las 3:34 comenzó a temblar. Le digo: “Juan Pablo, está temblando” y me contesta “quédate tranquila que no pasa nada”. Cuando ya se hace más fuerte, el salió corriendo a ver a mis niños y yo me quedé en blanco.
No supe cómo reaccionar, en el fondo a uno no lo preparar para saber cuál es el lugar más seguro en un departamento. Bloqueada completamente, abrí la ventana de mi terraza y empecé a mirar. Recuerdo perfectamente el olor, la mezcla de polvo y humedad, en la que veía como caían pedazos del edificio, no sé si eran cornisas o bien se estaba cayendo. Soy creyente, y al darme cuenta de mi estúpida reacción, me dije a mi misma “Si me voy a morir, que sea con mi familia”. Fue cuando corrí al pasillo donde estaban mi marido, mi hija de 4 años y mi hijo de 1. Al pasar el movimiento lo único que atiné fue a vestirme y a preparar unas mochilas con lo necesario para mis niños. Me puse el anillo de matrimonio y empezaron a sonar las polillas… ese sonido que aparece cuando se están trizando las cosas, polillas que chocan contra las paredes.
Tratamos de abrir la puerta de entrada y no podíamos, empujamos y al final pudimos bajar la escalera para juntarnos todos en conserjería y en la plaza del frente a comentar lo que había pasado. Quizás a muchos vecinos no los había visto, pero fue un momento especial donde todos bajo un mismo acontecimiento vimos peligrar nuestras vidas.
Después de tres días de no dormir en mi departamento, he vuelto. Las grietas y ese olor todavía están en mi cabeza, sigo temblando….y viendo lo terrible que fue para otros. Agradezco a Dios la vida y esta segunda oportunidad, otros lamentablemente no pueden decir lo mismo. Sólo nos queda armarnos de fuerza y esperanza para apoyar a los que más han sufrido con este terremoto.
“Morfeo cobijaba a miles de nosotros en sus brazos. Otros volvían después de haber ido a ver a Ricardo Arjona en el Festival de Viña. Aquella noche podía ser para muchos una noche más, normal, igual a todas y ojalá lo hubiera sido. Con el cansancio a “flor de piel”, con ganas de eternizar la noche para no comenzar una vez más la rutina diaria, los chilenos nos enrolábamos en la cotidianeidad como ingenuos pajarillos en sus nidos. Nunca imaginamos que aquella rutina sería abruptamente decapitada.
ResponderEliminarA las 03:30 de la madrugada del día 27 de Febrero del 2010, los ojos somnolientos de los chilenos se abrían, intentando ordenar, desde la semi-conciencia, los estremecimientos que del que sería el más fuerte terremoto del siglo. No, aquellos movimientos no eran una simple pesadilla, un mal sueño… Era la llamada de una realidad cruda, una fatalidad que tomaría la densidad de una pesadilla que hasta el día de hoy sigue asfixiándonos.
La noche, se tornó de gris para cada uno de los habitantes de la larga y angosta franja de tierra trasandina. El temor aumentaba con cada vidrio roto, con cada cuadro caído, con los sonidos de derrumbe que acompañaron la temible y angustiante danza del que sería uno de los movimientos telúricos más intensos del Siglo.
De forma inmediata los pueblos y las ciudades quedaron incomunicados, completamente desconectadas de lo que sucedía en los lugares aledaños. No obstante en cada sector de Chile, existía la plena certeza de que éste no era un temblor como tantos otros. Los corazones se angustiaron, las miradas reflejaban el temor, el miedo a lo impredecible… La inseguridad provocada por la incertidumbre y por la certeza de saber que no somos nada.
Más de 24 horas tuve que esperar para presenciar atónita y sin alma lo que sucedía en el centro y sur de mi país. (En este punto, procuraré ser objetiva, más tengo el presentimiento de que será imposible abstraerme de la cruda realidad que golpea a aquellas regiones). Las primeras imágenes que observé parecían de ciencia ficción: Las autopistas de Santiago divididas por enormes grietas, puentes y pasarelas en el suelo, edificios partidos en dos… Personas que temerosas preferían dormir a la intemperie, otras que miraban sin poder convencerse, lo que quedaba de sus viviendas…
Mayor fue mi asombro al escuchar las informaciones con respecto al sur (Concepción, Talcahuano, la Isla de Juan Fernández, entre otras ciudades). Imágenes simplemente infernales; el mar se elevó con dos o tres olas que arrasaron con todo lo que encontró a su paso. En los cerros de la localidad se encontraban sus habitantes quienes resignados vieron a la luz de la luna llena, cómo sus viviendas y sus recuerdos eran azotados y llevados al fondo del océano:
karina araya.
maria jose ramirez v
lo xcambie porque no cache que marcelo tenia el mismo
Hola Taller, soy Gabriel
ResponderEliminarUltimos resultados a partir de las 17:00
Sebastian. OK a pesar que falta corregor la ortografía y falta nombre del relator
Daniela Arriaza OK
Felipe: NO SIRVE. Busca un texto que dé cuenta de una experiencia desde los sentidos, que te situe en un lugar y en una atmósfera que puedas imagiunar claramente. Lo malo de este texto es que es muy descriptivo (noticioso) pero no emocional.
Diego: NO SIRVE, mismo comentarios que a Felipe. Muy descroptivo. No hay verdadero drama
Francisca OK
Nicolás OK
Marcelo OK
Verónica, mmmm OK creo que sirve
Escribo sobre los demás en 1/4 hora mas
DIEGO MONTOYA
ResponderEliminar4 dias despues de la peor noche de mi vida...y por fin con luz y agua quiero dejar aca el testimonio de esa noche...la mas larga de mi vida.
Viernes 26 de Febrero de 2010:
en la pega habia tenido un mal dia...sabuia q el lunes recibiria una reprimenda de aquellas jajaja...cuando sali de mi turno me llama mi mujer y me dice una buena noticia, encontro pega en Linares asi q nos iriamos juntos a esa ciudad....yo estaba alegre pero aunn sentia uuna angustia tremenda sin saber pk..lo asumia al reto q tendria el lunes...y asi me fui a talca
eaa noche no podia kedarmew dormido....tenia q despertar a las 7:30 para ir a teno a ver a mi mujer....pero algo sentia, un apreton en el pecho....tipo 3 am mi hermano llego de casa de sus amigos y yo me dormi...teniendo a casi toda mi familia en casa (mi papa cuida la casa de un doctor en el verano)
SABADO 27 DE FEBRERO DE 2010
3:34 am....siento un remezon....es mi hermano gritandome y despertandome para correr....el ruido es tremendo, un verdadero tren por encima de la casa...mis transformers caian en una lluvia de colores al lado mio...corri como jamas lo hago cuando tiembla....mi hermano estaba fuera de la reja de la casa mi mama se aferro a esta y yo la cubri....ella gritaba desesperada por mi papa y sus papas....yo calmadamente le decia "mama estaran bien...estaranb bien....ya terminara "...pwero no terminaba...aumentaba cada vez mas...el ruido era algo q no le doy a nadie....se escuchaba gente gritar y vidrio romperse...el caos estaba desatado...2 MINUTOS de terror interminables...
cuando termino el terremoto la luz de la luna era lo unico q nos permitia ver....calme a mi mama...se la encargue a mi hermano...entraria a la casa a buscar ropa para todos...entre semidesnuudo a la casa y con los pies descalzos piso todo el vidrio en la casa...no me corte...me vesti...busque mi celu y sin exito llame a mi papa, mujer y abuelos...
le lleve ropa a mi mama y hermano...y segui intentando llamar....mi papa respondio..estaba vivo pero la casa de al lado se derrumbo...le pedi ir a ver a mis abuelos pk estaba cerca y su casa es de adobe, las principalmente afectadas.
no sabiamos q pasaba...era una pesadilla horrible...con el celular alumbraba como linterna...llame a mi mujer y respondio....su casa de adobe cedio, perotodos sobrevivieron...
Felipe Saavedra
Patricio Corvalán / Los dos milagros
ResponderEliminarEnviado por Sebastián Alaniz el 04/03/2010 a las 10:39 AM
Etiquetas: relatos fuerza Chile 3:34 terremoto 2010 terremoto Chile
Es el primer momento de silencio. En la penumbra siento a mi mujer y a mi hija meciéndose abrazadas a mí y yo a ellas, como escudos. Creo que puedo empezar a darle las gracias a Dios por la mitad del favor concedido. La otra es también urgente: que a mis hijos mayores -de apenas cuatro y dos años y que este fin de semana están con su madre- tampoco les haya pasado nada.
Entonces empieza mi propio terremoto. Marco el número, pero no puedo comunicarme con ellos. Largos pitidos sin respuesta en los que pido, pido, pido que me dejen volver a besarlos. Es más difícil de explicar que de entender, porque estoy temblando y siento un vacío, un desgarro de impotencia por el siglo de minutos sin saber cómo están.
Mi Santiago. Mi Manuel. Mis enanos. El silencio.
Sólo una gotera machacando el piso del baño y las primeras sirenas volando afuera, siete pisos más abajo. El resto es el silencio y ese nítido pitido sin respuesta. Entonces sucede. El pitido se abre y entre rumores se escucha una voz. “Papito, esto es un terremoto”, me dice Santiago, como si me hablara de sus gogos, de sus dinosaurios o de la pelota que le debo. De fondo, escucho a Manuel repitiendo sus palabras: “eshh un tellemoto, papá”. No sé lo que les digo. Seguramente, alguna de esas tonteras de grandes para hacer creer que nada ha pasado. Su madre toma el celular y me dice que los niños están bien, casi con las mismas palabras que recé. Entonces río. O lloro. O las dos cosas. Lo sé, porque me escucho, abrazados aún, meciéndonos aún con mi mujer y mi hija, en el primer momento de silencio.
María de la Luz
Taller, Gabriel de nuevo. Nuevos comentarios:
ResponderEliminarCamilo: NO SIRVE. El tema de que todo se movía como coctelera y que la luna iluminaba la noche, ya está bien trillado y no te da mucha sustancia de trabajo. Busca otro.
Daniela Aylwin: NO SIRVE. Es pésimo este relato. Enfermo de largo y ultra doméstico, pero no describe ninguna emoción, solo explica cada paso que dió o no dió. Horror, Busca otro Texto AHORA
Mathilde (Un Pais partido): NO SIRVE No es testimonio de una experiencia límite, como les ocurrió a muchos en el sur y que vivieron bajo el agua en el Tsunami o se cayeron en el edificio Alto Rio, etc....ESO ES EXTREMO
Luca: NO SIRVE. Tampoco hay drama. salgan de los testimonios "Santiaguinos" y de decripciones de personas a las que no les pasó nada.
no sirve ni el primero ni el segundo ????
ResponderEliminardaniela aylwin
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarprofe no vio el mio....
ResponderEliminarmariajoserv
Querido Taller, Gabriel de nuevo.
ResponderEliminarNo sé que pasa pero por favor piensen que lo textos deben ser relatos que toquen los sentidos de quién los lee.
También pueden ser descripciones cándidas como las del niño Zafrada...
Mas comentarios:
Mahina: NO SIRVE Es verdad que hay descripción de sensaciones, pero esta persona ni siquiera salió de su casa. Aparte de un susto....nada.
Daniela Aylwin. Este es el segundo texto, el comentario anterior era por el primero. Este es mas corto pero NO SIRVE. hazte esta pregunta: Te emociona lo que cuenta Isabel Nuñez? Es relevante? Aparte de que se asusto?
Paula NO SIRVE No es relevante. Aparte de un buen susto, al relator no le pasó nada. Busca relatos FUERA DE SANTIAAAAAGO
María José. Por tu segundo texto: NO SIRVE La relatora no expone ninguna vivencia personal. está contando lo que ve en la tele y escucha en las noticias. Te tiene que EMOCIONAR lo que lees
Junto a nuestros dos pequeñitos avanzamos esquivando los escombros y el tendido eléctrico
ResponderEliminarPor Manuel Opazo A.
Fuente: Héctor Yañez, El Mercurio.
"Desde hace muchos años se venía escuchando del tsunami (...) de no haber mediado esa conciencia el desastre humano habría sido mucho mayor".
El periodista maulino Manuel Opazo Aguilera estaba descansando junto a su familia en pleno centro de la ciudad cuando el mundo se le vino encima. Un reservista naval cuenta: “Esto es desolador, mucho peor que en Iraq”.
Sábado: 3:30 horas. Parecíamos estar en alta mar, nunca había vivido algo semejante. Nuestro departamento parecía una mecedora. Cuando pudimos salir, corrimos –como la mayoría de los maulinos que vivimos en el centro- hacia el sector denominado la “Cruz del Calvario”.
ResponderEliminarEn pijamas, a pie pelado, junto a mi esposa y mis dos hijos, de 4 años y el pequeñito de apenas un mes de edad, avanzamos esquivando los escombros y el tendido eléctrico que yacía en el suelo. El panorama era espeluznante. El Constitución antiguo estaba en el suelo. Desde hace muchos años, se venía escuchando acerca de la posibilidad de un terremoto y el consecuente tsunami, de no haber mediado esa conciencia de tener que escapar hacia lo alto, el desastre humano habría sido mucho mayor.
En el sector donde nos resguardamos -a aproximadamente 60 metros sobre el nivel del mar- brotó espontáneamente la solidaridad; nos facilitaron abrigo y albergue, lo importante era esperar el amanecer para poder tomar decisiones. En nuestros oídos retumbaban megáfonos que advertían la llegada de estruendosas olas: fueron cerca de ocho, la primera llegó después de 35 minutos.
ResponderEliminar6: 50 horas. Una vez que llegó la luz solar, al igual que la mayoría de los maulinos, nos trasladamos hacia la carretera que une la ciudad con la comuna de San Javier, en esa vía era posible apreciar la desesperación y el desconsuelo, la angustia y el temor. Desde el kilómetro 5 hacia arriba estaba repleto de personas esperando una respuesta a lo acontecido.
DANIELA AYLWIN
mas como esto ??
Nuevos comentarios:
ResponderEliminarDiego. Escoger otro. Este relato ya está tomado no me acuerdo por quién. Pero ya lo leí.
María de la Luz: OK
Gabriel
Daniela, Busca el relato de Marco Rubilar quién se cayó junto con el edificio Alto Rio en Concepción, y se salvó. ESO ES EXTREMO. Busca historias como esa u otra que rayen en lo surrealista. Tienes que quedar para adentro después de leer el relato que decidas usar.
ResponderEliminarSuerte,
Gabriel
Daniela, parece un testimonio muy "estandar" no de una experiencia particular ni emocionante
ResponderEliminarPROFE...REVISE BIEN, EL TESTIMONIO NO SE REPITE...LO ACABO DE REVISAR
ResponderEliminarDIEGO
diego si se repite
ResponderEliminarjose
Miguel Rojas relata en primera persona, 10 días después del devastador 'tsunami' que arrasó la isla chilena Robinson Crusoe, los horrores y milagros de sus vecinos supervivientes de San Juan Bautista. Otros muchos no pudieron contarlo. La ola se llevó a ocho personas y otras tantas siguen desaparecidas. A salvo, con su familia en Santiago de Chile, Miguel recoge los testimonios de los náufragos del siglo XXI
ResponderEliminar"Eran las 3.40 de la madrugada cuando sentimos un temblor suave. De inmediato, suena el teléfono. Preguntaban por Paula, la bióloga marina que estaba alojada en mi casa junto a tres compañeros más. En la conversación telefónica, el padre de Paula le dice que ha habido un terremoto en el continente y que suba unos 50 metros al cerro para quedarse él más tranquilo. Paula no nos cuenta esta conversación y se acuesta nuevamente. No supimos lo que le dijo su padre hasta que vimos a éste por la televisión donde lo contaba en una entrevista. Yo me fui a acostar. Seguí inquieto hasta que sonó el gong a las 4.20 más o menos. En ese momento, miro por el ventanal de mi casa y veo que la cancha de fútbol que está a unos 80 metros de mi casa estaba cubierta de agua. Fue la primera ola, la primera llenada de mar. No le dije nada a mi mujer para que no le entrara el pánico. Le dije que se vistiera rápido y vestimos a nuestro hijo, todo muy rápido. Saqué la linterna que siempre dejaba colgada junto a la puerta y cogí el mando de la televisión para quitarle las pilas. Estaba oscuro, se había ido la luz. Entonces vimos que venía la segunda ola, grande, con mucha fuerza. Grité a los biólogos; Florian, Richard, Luis y Paula.
-¡Corran güevón, el agua esta en la cancha! -les grité, y reaccionaron conmigo y corrimos. Paula se volvió a buscar algo. Mi hijo corría como una gacela, tiene 8 años y se llama Cristóbal. '¡Corre, corre Cristóbal, corre!', le dije, y no paró de correr. Cuando estábamos corriendo frente al Restaurante Cumberland vimos que la ola venía a unos 60 metros de la polvora [el camino de evacuación] en dirección a nosotros. Teníamos que correr más rápido. Llegamos a una especie de cortafuegos y empezamos a subir. Mi hijo iba por delante; estaba ya lejos, pero las mujeres, Paula y mi mujer Mariela, estaban retrasadas. Me detengo y miro hacia atrás. La ola estaba a unos 5 metros de mi mujer y Paula no estaba. Los cables eléctricos se cortaban a nuestras espaldas. En ese momento, me percaté de que era un monstruo de 200 metros de ancho por 15 de altura lleno de escombros y que rugía como mil demonios comiéndose todo a su paso. Cuando llegaron al cerro todos vomitaron todo lo que comieron. Ismael, el novio de Paula, se volvió a buscarla pero no la encontró hasta el otro día, a unos 100 metros de donde se la llevó la ola. Fue desgarrador reconocer el cadáver, rompimos a llorar sobre ella. Me ponía en el lugar de Ismael y me sentía afortunado porque los míos estaban vivos.
ResponderEliminarCuando estábamos saliendo de la casa y les gritaba a los biólogos, Marcelo Rossi, propietario de una hostería, y su familia, intentaban escapar en su camioneta pero la primera ola los atrapó y se llevó a su mujer. Los niños y Marcelo quedaron en el interior de la camioneta. Esta empezó a subir por la fuerza del mar y cuando estaban flotando a unos 5 metros arrojó a su hijo a los brazos de Leopoldo, el alcalde de San Juan Bautista, que es vecino. El mar se recogió pero no podía salir de la camioneta. Llegó la segunda ola y lo levantó nuevamente, esta vez más alto, unos 10 metros. Salió de la camioneta, se agarró a una rama pero su hija seguía en la camioneta. Se lanzó sobre ella y trató de romper los cristales pero no lo logró. Se da cuenta de que la otra puerta estaba abierta y saca a su hija que estaba aguantando la respiración. Logra agarrarse a un árbol. Mientras, el mar se enfurece aún más, la camioneta se eleva y se queda sobre un árbol a unos 12 metros de altura. El resto de las personas de las casas vecinas escapaban por los cerros, salvo una pareja de ancianos que murieron juntos en el mar.
ResponderEliminarCon la primera ola, Pedro Niada, su mujer con sus dos hijos, más un amigo de ellos, Matías, dormían en el Pez Volador, su hostería. Despertaron en medio de la bahía rodeados de agua. La casa se parte por la mitad pero no se separa, se quedaron en la hendidura que se formó. Trataron de subir y llegar a una ventana del segundo piso y así pudieron agarrarse a un bote que había al lado y se lanzaron al mar. Estaban casi desnudos, llegaron al bote y se subieron. Entonces llegó la segunda ola y el bote empezó a dar vueltas y los fue a dejar a la playa a unos 500 metros de donde estaban al principio. En el momento de la primera ola, había una fiesta de despedida en el Marenostrum. Les pilló y empezaron a correr. Germán, el dueño del local, se quedó el último y se lo llevó el mar. Se subió al bote El Galileo y arrancó el motor y se así pudo recoger a personas del agua, entre ellos, la mujer de Marcelo Rossi y a Ilka Paulentz, curiosamente la dueña del bote.
Más al norte estaba la hostería Martínez Green en donde vivía Joaquín, más conocido como Puntito por su pequeño tamaño. Su madre tuvo la mala suerte de elegir lo peor que hacer en estos casos y se escondió bajo la cama con Joaquín y Pablo, sus hijos menores. El mar se llevó al más pequeño y no se supo nada de él. Mientras se escondían bajo la cama, Martina golpeaba el gong aterrada porque no salía su familia de su casa. Ella estaba inquieta por el temblor que ocurrió 35 o 40 minutos antes y alertó a su familia pero no le hicieron caso. Martina se vistió y llenó una mochila con ropa y vio por la ventana que subía el mar. Despertó a su papá y fue a tocar el gong que estaba a unos 60 metros. Cuando salieron de su casa, Ignacio Maturana, cabo primero de carabineros relevó a Martina y le dijo que corriese al cerro. Con lágrimas en sus ojos golpeó el gong con mas violencia aún viendo como llegaba la segunda ola, devastadora. Empezó a correr cuando calculó que la ola no le atraparía.
En la zona del cementerio, una de las más afectadas por el tsunami, Chicho, el pescador que construyó su casa con botellas, escucha ruidos y se despierta. Ve el agua en la cancha de fútbol y corre a alertar a sus vecinos. Los despierta y se sube a un eucalipto. Ahí se quedó cuando llegó la segunda ola y vio como se destruía todo. Manique, uno de sus vecinos, lloraba porque el mar le arrancó a su hijo Javier de las manos. Lo mismo le pasaba a Omar con su hija Axa, y a Danilo con su hija Maite. Mucha gente más se salvó al subir corriendo a los cerros porque escuchó el gong que tocó Martina. Estos son los horrores y milagros que no quiero volver a vivir nunca más".
recuento:
ResponderEliminarTexto OK
Gabriel
Cata j.
Vale S.
Ken
Nelson
Angel
Isabel
Sebastian
Daniela Arriaza
Karina
Fran
Marcelo
Veronica
Maria de la Luz
Nicolas
Pendientes:
Felipe
Diego
Camilo
Daniela Ayl.
Mathilde
Luca
Mahina
Paula
Maria Jose
Scarlet
MARIA JOSE : SE REPITE, ME LO ENVIÓ TEMPRANO LA NARINA POR U-CURSOS
ResponderEliminarDIGO, KARINA
ResponderEliminarRéplicas
ResponderEliminarPor | Juan
Me recosté en la cama, esperando encontrar la tranquilidad que desde el terremoto no tuve. Había pasado más de un día sin dormir, ya estaba harto de todo esto, del maldito terremoto y sobre todo de las malditas réplicas, que Ahora molestaron como nunca lo habían hecho”. APENAS me Hube acostado, empecé a sentir el movimiento. Inmediatamente vi la lámpara que hacia de improvisado sismógrafo: nada se movía. El movimiento solo lo sentía yo, e iba en perfecta Sincronía con los latidos de mi corazón. Entonces supe que nunca iba una dejar de temblar.
scarlet campos
estamos buscando.. aunque, por lo general caen en lo descriptivo...
ResponderEliminarfelipe
Scarlet, busca algo EMOCIONANTE más que anecdótico
ResponderEliminarREVISO TEXTOS HASTA LAS 23:30 , LUEGO SERÁ AL AGUA PATO...
ResponderEliminarjaja nooooo!! estamos buscando desesperadamente!
ResponderEliminarAtrapado, sin salida
ResponderEliminarEsta historia es de terror. José Marchena, es un español que vivía en Chile hace 15 años en Constitución, específicamente. Ahí se encontraba en el momento del terremoto. Su casa no resistió y se vino abajo con él dentro, pero no murió.
Enterrado debajo los escombros, Gritó y gritó, pero nadie lo escuchó, por lo que según ha relatado, logró desplazarse a lo que era su cama y esperó a que viniera la ola y lo matara.
Y lo que él presentía, llegó. Sin embargo, el agua, por milagro, no llegó hasta dónde él estaba, pero sí se le cayó encima un techo. Y así permaneció durante dos días seguidos.
Lo que pasó esas noches es sacado de una verdadera pesadilla. “En la noche intenté gritar, pero sentí como saqueaban a destajo y cómo se me acercaban los perros hambrientos, así es que me quedé callado”, relata.
Finalmente fue encontrado por dos hombres que buscaban entre los escombros algo material que pudiese ser rescatado.
DANIELA AYLWIN
profe la lata es que no esta en priemra persona
Desolador testimonio del temblor en Valparaiso
ResponderEliminarPublicado en ActualidadTragedias el 2 Marzo 2010 - Tiempo de lectura 2'05 minutos
Un ruido extraño me despertó en la noche, porque ni idea que hora era no podía ni pensar, comenzó a moverse lentamente la casa y el ruido continuaba. Logré sentarme en la cama y al mirar por la ventana veo que las luces del puerto de Valparaíso comienzan a explotar. Solo pienso en ganarme debajo del marco de la puerta, gritarle a mis padres que hagan lo mismo, afirmarme lo más que pueda de la puerta y orar para que Dios nos proteja durante este tremendo temblor.
Después de dos eternos minutos para el temblor, una nube de polvo sube del centro de la ciudad y poco a poco comienzan las luces a apagarse. Fue impresionante abrir las ventanas y escuchar los gritos de angustia de los vecinos, bocinas, alarmas y sirenas que llenaban el aire de nuestro hermoso puerto.
Nadie pudo seguir durmiendo en toda la ciudad, las réplicas se sucedían unas a otras. Y nosotros pensábamos que éramos los únicos afectados.
La decisión era vestirse y esperar a que volviera la luz y ver las noticias. Los ruidos se sucedían unos a otros, frente a nuestros ojos vimos casas irse cerro abajo.
Al bajar al centro de Valparaíso la imagen era terrible, gente durmiendo en las calles, casas destrozadas, ventanales por el suelo, colegios con graves daños estructurales, cables por el suelo. No teníamos teléfono, luz, internet, cable y agua. No había información sobre otras ciudades. Costó mucho tener sintonía radial.
Cada réplica ha significado más casas por el suelo, mucha gente no quiere abandonar sus casas y otros no quieren dormir dentro de ellas por miedo a un nuevo temblor. Al vivir en ciudad costera el miedo a un tsunami está presente. Además un chistosos se puso a gritar en el centro ¡Tsunami en Valparaíso!, la gente desesperada corría hacia los cerros, y en esas carreras un hombre murió de un infarto al tratar de huir.
Pero lo que más impacta es la solidaridad entre las personas, cada uno preocupado como está su vecino, si necesita algo, si le falta algo. Tratamos entre todos podemos comunicarnos con nuestros familiares. Nos avisamos las noticias más recientes. Nos conmueve profundamente el dolor de la gente del sur. Las personas se están organizando y juntando ropa y comida para enviar al sur.
Oramos constantemente por aquellos que hoy están sufriendo y les acompañamos en el dolor.
Ahora, mientras escribo este artículo, escucho las noticias, leo el diario y veo historias de sobrevivencia y también historias de robo y pillaje. Esperamos que vuelva la tranquilidad y el orden a nuestro país.
Oramos para que Dios nos guíe en este tiempo de dolor. Damos gracias a todos aquellos quienes se han preocupado por nosotros. La frase FUERZA CHILE suena fuerte en nuestros corazones.
Articulo escrito por Sonia Arriagada desde Valparaíso, Chile
Mathilde Marcantoni
María José,
ResponderEliminarEstá excelente tu historia. Lata que ya estaba elegida, pero búscate otra que tenga las mismas cualidades "escénicas". y que al leer se te salga el corazón. A los demás también les sirve este ejemplo.
Tienen que fijarse en la forma de cómo está escrito. Es bueno que sea literario, porque eso le da calidad al texto y lo conecta con el lector de manera más eficaz. Transmite mejor.
Scarlet:
Pensamos con Pamela que en realidad el relato de Juan,lo puedes usar, porque es un texto que si bien no habla de una experiencia en el día D, nos habla de un trauma interno. De un daño psicológico, y eso lo hace más original , pero es un desafío mayor transcribirlo a espacio arquitectónico. Nos gusta.
Gabriel
Daniela,
ResponderEliminarMe quedé con los pelos de punta. OK úsalo. Es bien bueno.
No habrá más información de esta historia? la de José Marchena?
Gabriel
Terremoto en Chile (Crónica de un desastre anunciado)
ResponderEliminarPor Germán Lagos
Vivir un terremoto en altura, sentir la inminente muerte, abrazar desesperadamente a tus seres queridos sintiendo la hora final a segundos, desesperase por la suerte de los que no están a tu lado, cuando todo se mueve sin control; es una experiencia que no quisiera volver a repetir.
Luego las noticias, el dolor, mas dolor, la emoción a flor de labios, un mensaje de texto de un amigo al otro lado de la cordillera, una llamada solidaria que te hace llorar, un abrazo de un pariente, y luego mas noticias que te revientan el alma y luego mas dolor.
ResponderEliminarParafraseando a Neruda; es tan corto el temblor y tan largo el olvido, las replicas sicológicas son mas fuertes que las replicas telúricas.
En este pequeño país desde hace mucho tiempo (o quizás desde siempre) se venia
anunciando un temblor de esta magnitud, la buena noticia es que algunos científicos sostienen que este era el terremoto anunciado, la mala noticia es que otros científicos sostienen que este no era el terremoto señalado, quedamos igual, o mejor dicho; quedamos peor, ahora estamos plenamente consientes de lo terrible que puede ser este absurdo de la naturaleza.
ResponderEliminarUna replica con efectos en la salud de mi suegra me hizo viajar a pocos kilómetros del epicentro, a unos cuantos minutos de haber salido de Santiago empecé a ver muestras de este absurdo capricho de la tierra; puentes caídos, caminos destruidos y luego todo el adobe en el suelo, iglesias con sus torres a medio camino entre el cielo tierra (como en Los Pilares de Tierra de Follet), y mas replicas, como queriendo darle efectos especiales
al paisaje apocalíptico que estamos viviendo y advirtiendo; “siempre puede ser peor” pareciera decirte el aire, el viento o el relato de alguien que viene de lo que fue alguna vez el balneario de la zona, no, no quiero volver a vivir esta furia de la tierra nuevamente.
ResponderEliminarEl insomnio hoy me permite escribir y tratar de sacar todo este dolor de encima, hoy escribo como una forma de exorcizar la angustia que se te queda pegada en el alma y que cada relato y/o replica lo reafirma.
Ya va a pasar, si lo se, pero que pase luego. Mañana vendrán las campañas solidarias, desaparecerá el pillaje, nos acostumbráremos al relato infame, los niños volverán al colegio, volverán las señoras a sus iglesias a agradecer a su Dios, volveremos al trabajo, las deudas servirán de antídoto.
“Es chile un país tan largo mil cosas pueden pasar” así reza la parte final de una mítica cantata y esta vez pasó, primero un terremoto, luego un tsunami y luego apareció esa parte escondida que llevamos dentro todos los hombres, esa parte miserable del ser humano con saqueos y especulación, pero mañana volveremos a la vida que teníamos hasta el viernes pasado, a quejarnos de lo divino y de lo humano, por aquellos que no se podrán quejar mañana del gobierno, por esos niños que el mar se los arrebato a sus padres, por esos niños que les enseñaban seguramente en los colegios y parroquias que eran sagrados y sin embargo el mar no respeto aquello, por ese pobre pescador que todo lo perdió en manos de “ese mar que tranquilo te baña”, por este dolor que de seguro la resilencia me lo sacara de encima, quiero tomarme un whisky y mandar ¡a la puta que lo parió a este terremoto y su mar de mierda!
ResponderEliminarLinares, 05 de Marzo de 2010, 03 am
daniela aylwin
Daniela, OK con el texto "atrapado..."
ResponderEliminary Mathilde, aún me parece muy común el relato... si te animas a tomar el relato del niño "zafrada", lo tendrias que transcribir a texto
Mathilde,
ResponderEliminarNO SIRVE.
Porque el verdadero drama, las emociones fuertes, la EXPERIENCIA no la tiene el relator. ESE ES EL PROBLEMA. El relator está contando lo que ve, pero no lo que siente....Es un observador de la catástrofe, no una victima de ella.
Gabriel
-Tuvimos un día estupendo y la tarde del viernes los hombres se fueron a pescar y las mujeres salimos a caminar por el bosque. A mi cuñada se le ocurrió algo que nunca antes habíamos hecho: recorrer el lugar y ver por dónde se podía salir de donde estábamos en caso “de que hubiera que arrancar”. Todavía no sabemos por qué tuvo esa ocurrencia, por qué dijo eso, pero fue providencial hacer esa caminata de reconocimiento explica Jeysse.
ResponderEliminarCerca de la medianoche, las 15 personas que integraban el grupo se fueron a dormir en sus respectivas carpas. No era un campamento improvisado: tenían generador de energía, radio a pilas, carpas modernas y cómodas colchonetas. La camioneta y el otro auto en que habían llegado estaba estacionado en la ribera sur del Maule, ya que para llegar a su paraíso secreto es necesario cruzar en bote a la orilla norte.
-A las 03:34 despertamos con el movimiento de la tierra. Estuvimos durante largos segundos intentando salir de las carpas, pero no podíamos levantarnos del suelo. El ruido era horrible, todo crujía y retumbada, mientras la voz de mi cuñado nos gritaba que nos quedáramos a ras de suelo –recuerda Jeysse.
Denny, por su parte, comenta: “Acá, en la ciudad, el peligro eran los edificios, allá la caída de los árboles”.
Cuando la tierra dejó de moverse, uno de los hermanos de Denny organizó al grupo: se vistieron, recogieron alimentos, agua, teléfonos, radio a pilas y todo lo que podía serles útil, incluidos los peces que habían sacado del río. Los metieron a una olla y los amarraron para arrastrarlos con ellos. Suponían que el río podía subir por acción de una salida de mar y pensaron que podrían quedar aislados, pero la información que transmitía la radio era tranquilizadora: las autoridades decían que no había peligro de tsunami. Fue una emisora de Mendoza la que los alertó en el sentido contrario. Casi al mismo tiempo el celular de Denny sonó, comunicándoles una noticia terrible: “Chiquillos, arranquen. Está entrando una ola gigante”. Era una de sus hermanas, quien había subido a uno de los cerros de Constitución inmediatamente después del terremoto y estaba viendo lo que llamó “una ola gigante”.
-Las imágenes que se han mostrado en televisión son las de las subidas posteriores, ya con luz de día, en que lo que se ve es un volumen de agua baja que avanza de manera inexorable –dice Denny-. Pero la primera ola, la que estaba viendo mi hermana cuando nos llamó era de unos cinco metros de altura. Fue esa la que entró diagonalmente al pueblo, arrasando su casa y casi todas las del plano, y que llegó hasta la misma plaza.
UN TESTIMONIO PERSONAL: TENGO LA OBLIGACIÓN DE PREGUNTARME
ResponderEliminarHA SIDO MUY RARO. ALGO DIFERENTE A LO DEL 85.
ACÁ SEGUIMOS BAILANDO CON LAS RÉPLICAS. ESTO HA SIDO PEOR QUE EL 85 EN EL PAÍS, A CAUSA DE LA EXTENSIÓN (500 KM) DONDE LOS GRADOS SON TODOS SUPERIOR A 8 (SEIS REGIONES). HUBO MAREMOTOS EN EL SUR (COBQUECURA, JUAN FERNÁNDEZ E ISLA DE PASCUA).
FUE UNA ESPECIE DE BAILE HORIZONTAL MAREANTE.
FUI EL ÚNICO DE MI BARRIO QUE SALIÓ A LA CALLE A PASAR EL TERREMOTO (EN PIJAMA: ERAN LAS 03,34).
Y, EN MEDIO DE LA CALLE, A PATAS ABIERTAS PARA NO CAER, Y BRAZOS ABIERTOS, ME OCURRIÓ ALGO QUE NUNCA HABÍA VISTO. YO LO HABÍA LEÍDO EN RELATOS DEL SIGLO XIX. VI, A UNOS 50 METROS, EN VARIOS LADOS, A BAJA ALTURA, UNOS RELÁMPAGOS AMARILLOS CIRCULARES, EN LO MEJOR DEL MOVIMIENTO. Y SENTÍ INDIGNACIÓN. SENTÍ QUE ERAN PRESENCIAS MALIGNAS, QUE ESTO NO ERA PROPIO O NORMAL EN LA TIERRA... ASÍ QUE LOS "EXORCICÉ" MENTALMENTE. Y SUCEDIÓ QUE SE ACABÓ EL TERREMOTO.
¡QUÉ RARO! (MÁS QUE LAS LUCES ME SORPRENDE EL SENTIMIENTO DE INDIGNACIÓN ENORME QUE NACIÓ EN MÍ EN ESOS INSTANTES. ERA COMO SI NO DEBIERA DE TENERLES MIEDO, SINO QUE TENDRÍAMOS QUE ENFRENTARLOS Y ECHARLOS DE ESTE PLANETA).
POR SUPUESTO, LA LUZ SE HABÍA CORTADO AL EMPEZAR, ASÍ QUE NO ERAN LOS FOGONAZOS BLANCOS O AZULADOS DE LOS CABLES...
TODO DURÓ 3 MINUTOS. ES EL MÁS LARGO QUE HE VIVIDO EN MI LARGA VIDA (LLEVO UNOS 6 TERREMOTOS EN EL CUERPO y puedo afirmar QUE ESTE FUE MUY DISTINTO).
UNA AMIGA OBSERVÓ LAS LUCES SOBRE VALPARAÍSO DURANTE EL SISMO.
RICARDO VALPARAISO
DIEGO MONTOYA
Ni Denny ni Jeysse son capaces de calcular cuántos minutos pasaron entre el terremoto y la llamada de celular. “Veinte minutos, media hora. No tenemos idea”, dicen, pero sienten que entre el llamado del celular y el momento en que el agua les empezó a llegar a las rodillas no mediaron más de cinco minutos.
ResponderEliminar-Era de noche, nos tomamos los quince de la mano y cruzamos un estero, que normalmente no te llega al tobillo, pero al hacer eso ya el agua nos llegaba a la cintura y nos tironeaba. Y su fuerza era increíble. Íbamos corriendo, tomados de la mano en una cadena humana, cruzando por el bosque, arañándonos con las zarzamoras y las ramas de los árboles y gritando nuestros nombres a cada rato, para no perder a nadie, protegiendo sobre todo a Vicente, nuestro hijo, al que yo llevaba sobre los hombros.
Era de noche, nos veíamos nada y el ruido era atronador, como una advertencia de que el agua en cualquier minuto nos tragaría. Pero la adrenalina impedía pensar, sentir cansancio, miedo o frío. Después de caminar durante una media hora llegamos a una planicie seca. No veíamos nada y estábamos empapados. Nos tomamos de las manos y rezamos, algunos vomitaron, Lo único que queríamos era que amaneciera –relata Denny.
Jeysse, con los llenos de lágrimas, afirma:
-Pensé que no amanecería nunca. Y no temí por mi vida, sino por la de mi hijo. Me imaginaba qué pasaría si el agua se lo arrancaba de las manos a Denny y se lo llevaba y lo perdía.
Su marido, conmovido, agrega:
-He llorado poco. No he tenido tiempo y esta experiencia para nosotros fue un renacimiento. Siempre tuvimos conciencia de que no había que asustar a Vicente e hice como Benigini en “La vida es bella”. Jugando. El arrancar era un juego, así traté de que lo percibiera.
Dos de los hermanos de Denny perdieron todos sus bienes materiales: sus casas fueron arrancadas de cuajo por la ola y están con lo puesto, esperando una ayuda que no llega. La camioneta que Denny estacionó en la ribera sur del Maule fue destrozada por la fuerza del agua, del bote prestado no queda nada y hoy los Urbina Morales no sienten esa pérdida material, sino el abandono y la incapacidad del gobierno para ayudar a los maulinos. No se explican los saqueos, los robos que empezaron ese mismo sábado por la mañana, la incapacidad de la autoridad para restablecer el control y organizar el auxilio.
ResponderEliminar-En Constitución hasta el martes no había nada bajo control, como dice el alcalde; todo está bajo el barro –sentencia Denny, quien como conocedor de su tierra natal, explica que los dos islotes ubicados poco antes de la desembocadura del Maule estaban llenos de turistas. El islote Orrego, el más grande, se encontraba colmado de veraneantes porque ese fin de semana se realizaba la noche veneciana que pone fin al verano, fue barrido por el agua. Hubo siete sobrevivientes que se salvaron porque se treparon a los árboles.
Daniela, PARA
ResponderEliminarestá buenísma la historia del español atrapado bajo el techo. Usa esa!!!
Gabriel
Nosotros estábamos de vacaciones en matanza, que es una playa muy pequeña donde mi familia tiene una casa a orilla de playa, sales del patio y esta la playa al lado, fuimos con unos amigos y mi mama y ese mismo día llego mi papá.
ResponderEliminarMis papas dormían y nosotros carreteábamos todo súper bien y empezó el terremoto. Fue supe fuerte y se sentía un ruido horrible, se movía mucho porque donde es arena las ondas se propaga más fuerte. Era tal la fuerza que con mis amigas no nos podíamos parar del piso. Paso el terremoto y la gente salió a las calles, todos súper asustados pasaron unos jeep que estaban en la playa arrancando y la gente que vive allá subió al cerro en cuanto termino el terremoto. Yo que le tengo pánico a los temblores lloraba desesperadamente. Me quería puro ir como todos los turistas. Pero no, súper tranquilos, mis papas no lo creyeron necesario. A mí me dio un ataque de pánico y le pedí a mi papa que me llevara al cerro para tranquilizarme quién, después de alegar, saco la camioneta. Esperamos que se subiera mi mamá y una amiga que me iba acompañar y de repente vienen mis amigos corriendo diciendo que llego la ola a la casa y se veía el agua como estaba en el patio mi papa salió arrancado. En Matanza hay un pequeño puente y cuando llegamos a este estaba sobrepaso por el agua mi papa dudo en tiraste porque creía que podía el puente se hubiera caído con la fuerza del mar pero decidió tiraste y cuando lo estábamos cruzando nos llego una ola que movió la camioneta y entro agua. Mi papá solo se concentraba en conducir y ni escuchó los gritos de mi amiga ni mis llantos. Acelero y subimos al cerro.
En el cerro había un grupo de gente que había arrancado y estaban todos desesperados porque no se podía ir a ninguna parte porque los caminos se había derrumbado y el otro inundado así que quedamos aislados hasta el otra día. Pasamos la noche hay, nunca logramos comunícanos no saber nada solo se escuchaba una radio argentina que decía que había habido un terremoto en chile que se había sentido hasta en argentina. bueno hay pasamos la noche al otro día bajamos la casa estaba destruida nuestras cosas tiradas por todas partes los autos que se quedaron en la casa estaba arriba de una cerca hay tratamos de rescatar lo que más pudimos yo subí al cerro porque el mar estaba recogido mi papa saco un poco de cosas y nos fuimos al pueblo de navidad que queda cerca allá no había nada no teníamos que comer porque todo estaba cerrado así que cominos lo que pudimos y tratamos de volver aunque los carabineros no querían que saliéramos. Nos demoramos 5 horas en llegar a San Vicente las carreteras estaba destruidas normalmente uno se demora 1hr.45
Matanzas es una calle muy chica que tiene pocas casas las casas de orilla de playa son de veraneo y la gente que vive allá vive en el cerro o un poco más lejos peor ellos decían que las casas de cerro se partían se abrieron en la mitad decía una señora.
En Matanza hubo dos maremotos uno 15 min luego del terremoto y otro a las 4 de la tarde era más que una ola como un espuman que entraba con mucha fuerza el mar estaba negro con remolinos las rocas que estaban rodeadas de agua no tenían nada a su alrededor
al parecer murieron tres personas no lo sé muy bien yo estado un poco desligada del tema porque tengo stress postraumático así que no ido para allá pero mi familia si allá casi no ha llegado ayuda se robaron todo hasta las puestas que quedaron en pie hasta las puertas.
Yo estuve como hasta las 2 de la tarde en las localidad y hasta esa hora no llego ninguna autoridad solo los carabineros que nos decían que no saliéramos del pueblo porque esos les dijeron por radio pero ellos no sabían que hacer la verdad.
Mathilde
…Después al paso de las horas solo con la radio del celular podíamos irnos informándonos de lo que estaba pasando en el sur y acá en la región metropolitana...luego el día sábado llego la luz...empecé a ver las noticias de toda la catástrofe que quedo en el sur de chile...ERA DEVASTADOR ver como la gente quedaba sin nada solo con lo puesto...Al ver esto por televisión, mi angustia aumentaba con creces. Luego del terremoto que me lo tomé con una gran tranquilidad, con la cual jamás pensé reaccionar...esta me vino después, me sentía angustiada, quería llorar estaba aterrada...el día lunes ya quede sola con mis sobrinos de 1 año y el otro de 4 años, pasaba puro llorando no quería estar sola y verme con ellos dos, pensaba si se venía una réplica fuerte que haría con ellos dos...el día martes ya no aguante y cuando llego mi madre de su trabajo...la vi y la abracé y le dije mama por fin llegaron me sentía muy sola y tenía mucho miedo en que viniera una réplica más grande llore mucho me desahogue mucho y me puede sacar un poco el miedo que tenia adentro que ese día del terremoto tenia acumulado...el día miércoles igual de nerviosa tenía que volver a mi trabajo y volver a mi normalidad pero eso era lo que me tenía más nerviosa...tenía que tomar el metro para llegar hasta mi trabajo y me ponía a pensar si había una réplica y el metro se quedaba parado en el túnel me voy a desesperar pensaba yo...pero gracias a Dios me lo tome con calma la vuelta a mi trabajo y trato de no pensar en replicas cuando voy en el metro...
ResponderEliminarMaria Jose Ok..
ResponderEliminardiego... que extraña historia...¡?
María José. OK
ResponderEliminarTrata eso sí de editarlo y de dejar la parte de la experiencia y quitarle la parte "noticiosa". del final.
Gabriel
Mathi y Felipe: aun no convence!
ResponderEliminarDiego, tu creees que amerita que al señor Ricardo de Valparaíso se le diseñe y se le construya una "Arquitectura Testimonial" en medio de la ciudad de Santiago, como un espacio público, de 10x10x10 m como homenaje a su Historia????????
ResponderEliminarSin comentarios,
Gabriel
ES EXTRAÑISIMA, DE UN TIPO MEDIO LOCO.........PERO SIRVE?
ResponderEliminarDIEGO
El día viernes nos acostamos tipo 12, pero yo tenía un presentimiento, una angustia. Los cinco integrantes de la familia dormían, pero yo ponía la cabeza en al almohada y tenía que sentarme en la cama. Mi señora me decía "¿qué te pasa?", nada, sólo estoy inquieto, le respondí. En eso estaba y sentí un ruido profundo y comenzó el movimiento. A mi familia le costó despertar, pero finalmente se incorporaron y les dije "vamos que se puede salir el mar, arranquemos rápido".
ResponderEliminarA tientas nos vestimos, porque no había luz y ¡pum! al vehículo. Al final todo el pueblo se fue, algunos a pie otros en auto. Estuvimos a 500 metros hacia arriba, como a cinco cuadras. Y ahí pasamos las horas, como tenía calor me bajé del vehículo. Mi cuñado Jaime trajo una radio a pilas, no se podía sintonizar ninguna radio, era puro chicharreo, pero logramos pescar una señal de Córdoba y en eso empiezan a informar sobre el terremoto, cinco grados en San Juan y alrededores. El periodista decía que no había contacto con Chile. ¡ Puta quedó la embarrada !, dije yo.
Después leyeron de una agencia que desde Estados Unidos decían que el epicentro había sido en la zona del Maule y era 8,8 grados. Las casas de Dichato no se cayeron. Como a las 5:30 am prendo la radio de nuevo y se engancha a la señal internacional de TVN y decían que la Presidenta Bachelet pedía calma y recalcó de que no va a haber tsunami en ninguna costa de Chile y eso nos dio tranquilidad.
Camino a la muerte
Pasaron las horas y le dije a mis familiares que bajemos para retirar nuestras cosas e irnos a Chillán. Las dos mujeres, mi señora y mi cuñada me dicen que es preferible esperar porque está muy oscuro.
ún no me lo explico, pero cuando el agua comenzó a bajar vi un auto blanco abajo, sumergido con las luces prendidas. Yo nunca me imaginé que era el auto donde estaba mi señora, era un auto no más ¿de quién será?, me pregunté. Es tanto el impacto que uno se nubla en una situación así. El agua siguió bajando y por el techo del auto supe que era el nuestro ¡Ay! dije yo, hay alguien allá adentro. Pesqué un palo y golpeé los vidrios, pero eran polarizados y no sabía quién estaba en el interior. Ahí fue cuando perdí unos segundos porque por otro lado aparece mi cuñado agotado, empapado y me pregunta por la Nancy. "No sé dónde está", le contesté."La Giana (así le decíamos a la Eliana) está dentro del auto" me dijo, ya que donde estaba él tenía una mejor visión del interior del vehículo porque estaba el vidrio del copiloto abajo. El auto ya estaba seco y mi señora quizá ya estaría fallecida. Como él es más delgado se mete dentro del auto la toma y comienza a hacerle respiración boca a boca durante unos tres minutos, yo le ayudaba tomándole el pulso, pero ya no tenía, aunque el cuerpo estaba calentito. Pero no, "sabís que más Jaime, dejémosla aquí momentáneamente". Mi hijo no paraba de llorar, ¡cálmate! le decía, si ya falleció, está descansando en paz. En eso estábamos y el agua amenazaba con venir de nuevo, iba y venía.
Pame, este es otro intento pero no lo puedo subir dejo el linck
ResponderEliminarhttp://cathysbigadventure.blogspot.com/2010/03/surfing-land.html
Mathy
Eran las 3 y media de la mañana del 27 de febrero de 2010. A esa altura mi hijo y mi mujer dormían plácidamente y debo decir que yo también. De pronto, un fuerte ruido subterráneo nos despertó y mi mujer me apretó la mano. Yo la tranquilicé como siempre hago, porque ella tiene la costumbre de salir corriendo al menor indicio de temblor, como si en la calle no estuviera temblando. Pero el temblor empezó, siguió y lejos de pasar fue subiendo en intensidad. Ella tomó a nuestro hijito envolviéndolo con una manta y corrió a la calle.
ResponderEliminarYo por principio, me niego a huir ante los temblores, así que me quedé pensando qué sería lo más racional. Entonces recordé una vieja TV CRT de 30″ que pesa como 70Kg o más en el tercer piso. A diferencia de la losa que divide al primero del segundo, el segundo con el tercero están separados por una estructura ligera y esa TV perfectamente puede perforarla, así que corrí hacia el tercer piso comprobando que el movimiento ahí arriba era mucho peor. Por su misma esencia de construcción ligera, esa parte de la casa parecía el tagadá. Los libros volaban de las estanterías. Las plantas rodaban por el piso y la TV ya estaba en equilibrio precario asi que me apuré a sostenerla mientras al piso me obligaba a bailar como Elvis.
El ruido era ensordecedor y yo enumeraba mentalmente a mis seres queridos: Si uno de mis perros salía a ladrar fuera del cobertizo, lo podía matar la caída de una teja. Mi abuela le tiene terror a los templores y a sus 83 puede que pare las patas. Una de mis tías está con una bomba de morfina que la ayuda a resistir el dolor de su cáncer terminal, pero esa bomba quedaría sin alimentación eléctrica. Mi suegra está en Galvarino con sus amigos mapuches, y si quedan sin comida capaz que se la coman a la vieja, pobres mapuches, esa carne debe ser muy amarga. Pensé también en las cosas que seguro se harían añicos con el movimiento: la TV de la cocina que está en equilibrio precario sobre el refrigerador. El florero horrible pero carísimo que está en el comedor. El cuadro al óleo que una amiga me pintó a mano… no logré que me hiciera un desnudo pero sigue siendo un trabajo exquisito. En todas esas cosas pensaba mientras el movimiento iba empujando la TV más y más a la orilla y me dí cuenta de que no podría aguantarla más, pero que tampoco podía dejarla caer sin que me aplastara. Me había puesto a mí mismo en una situación en la que iba a salir muy mal parado y empecé a pensar en cómo correrme sin que me reventara un pie, pero luego, tal como había empezado, el movimiento paró. Logré afirmarme mejor y empujé la TV hasta el equilibrio. Me di cuenta de que estaba temblando como Muhammad Ali y decidí bajar rápidamente.
Afuera la situación era un festival de linternas, todos los vecinos y sobretodo sus hijos corrían pero más fascinados que asustados. Se escuchaban comentarios como:
“Habrá que pedirle a Haití que devuelva los suministros”.
o también:
“Escalona nos advirtió contra la Alianza”.
Francisco Figueroa
DIEGO MONTOYA
Mathilde y Felipe, por favor lean los comentarios que hemos hecho a todos los demás porque ustedes están cayendo en los mismos errores. O sea no están escuchando las correcciones de los otros, que les sirve a ustedes.
ResponderEliminarEl texto tiene que ser muy bien escrito y que te conmueva. Tiene que ser contado desde la experiencia intima de la persona que relata. No desde alguien que cuenta desde afuera como un observador asustado...Y tiene que ser relevante lo que relata. Hay gente que lo pasó muy pero muy mal, mucho mas allá de un susto. Piensen que esto derivará en una ARQUITECTURA para estos testimonios.
Gabriel
Pame, no puedo subir el texto asiq dejo el linck
ResponderEliminarhttp://cathysbigadventure.blogspot.com/2010/03/surfing-land.html
Mathy
ESTA ES LA SEGUNDA PARTE DEL RELATO:
ResponderEliminarDentro de todo, los ánimos no eran malos porque no estábamos en las ciudades que realmente resultaron devastadas, ni en los barrios que sufrieron más daños estructurales. Pensábamos que todo Chile estaba igual de “ileso”. Encontré a mi mujer, mi hijo aún dormía en sus brazos, y la convencí de entrar en la casa. No me hizo caso y me mandó a buscar la linterna. Yo entré y, a pié pelado como estaba, en el peldaño que separa la entrada de autos del recibidor me dí un golpe que me hizo ver estrellas. Un puntete de antología, de esos que uno reserva para chutear los penales. Pero bueno, todos los golpes a pie pelado duelen mucho, supongo que todos se han visto con la pata de una mesa en el dedo chico del pie derecho. Entré, saqué a los perros que duermen en la loggia comprobando que sólo habían caído unos envases plásticos, afuera los perros más grandes los saludaron. Lametazo por aquí, lametazo por allá, olerse bajo la cola, se convencieron de que estaban todos bien y conversaron sobre el temblor: “oye Jacinto cachaste el medio temblor?” “Si Pimienta, casi se me cayó la casa plástica”.
Subí al segundo piso, encontré la linerna en mi velador, entré a la pieza del PC y pisé algo que se quebró. Pensé que era la caja de un DVD y seguí avanzando. Mi colección de elefantes estaba intacta, no cayó ni uno solo. Todos ellos se habían refugiado tras la estatua del dios Ganesha que los protegió. El resto: las fotos, Mace Windu, hasta un Moai Cava Cava salieron volando al piso. ¿Coincidencia?
Giré en redondo a ver qué se había quebrado. Era un cuadro muy importante para mí, de un viaje que hice hace ya 17 años. La foto quedó intacta pero el vidrio se hizo añicos. Me encuclillé para recoger los vidrios, no fuera cosa que mi hijo se enterrara alguno por andar gateando, y entonces veo que está todo el piso lleno de sangre y a la luz de la linterna que en realidad no alumbra nada, empecé a revisarme las manos a ver si me había cortado con los vidrios, luego pensé que era sangre del gato, pero luego mi cabeza me recordó que todavía me dolía el pie una barbaridad del golpe en el recibidor, y me alumbré: tate, tenía el pulgar reventado, la mitad de la uña colgando, un pedazo de carne faltaba olímpicamente. En fin, volví a salir, mi mujer venía entrando y mi hijo estaba moqueando y tosiendo.
Mientras ella y mi hijo volvían a la cama, me lavé la herida como pude, volví a la cama y dormí a saltos con un dolor enorme en el pie. Pensé que al otro día ya estaría todo regularizado pero al despertar no había luz ni agua, teléfono ni señal de celular. Al salir, mis vecinos comentaron que el tema era mucho más serio de lo que comentamos en la noche. Encendí una radio a pilas y me enteré de la magnitud de la situación. 8.8 grados en la escala de Richter. Centenares de muertos y algunas ciudades borradas del mapa. Saqueos y tsunamis. En el recibidor, además, encontré el pedazo de carne que faltaba de mi pie. Las hormigas se lo estaban comiendo y me sentí violado, pero las dejé porque en esta vida hay que premiar el buen gusto.
Francisco Figueroa
DIEGO MONTOYA
PARTE 1
ResponderEliminar"Viernes 26 de febrero 2010. Hay cuatro turistas en Refugio Náutico nuestra hostería. Por la noche, después de un día de trabajo nos acostamos temprano, ya que estamos cansados.
Durmiendo y ya en la madrugada del día 27, Alessandro el menor de nuestros hijos se despierta llorando a las 02:00 aproximadamente. Mónica lo va a buscar a su cama e intenta consolar su llanto acostándolo en nuestra cama, volvemos a quedarnos dormidos.
Después de unas horas nos despierta el sonido leve del gong (alarma de la isla) cuyo sonido se notaba muy lejano, después supimos que había sido tocado por Martina Maturana hija de un cabo de Carabineros, gracias a ellos estamos con vida.
Con este sonido de gong, Mónica y yo despertamos y comentamos este sonido que en otras ocasiones anunciaba algún incendio. Me dirigí al baño, miré por la ventana buscando el fuego que indicara la zona de incendio en algún lado de la isla y logré observar que la iluminación pública estaba apagada y no había humo de incendio alguno. Suena otra vez el gong, me visto mientras Mónica queda mirando la ventana, me pongo chalas, short, polera y linterna de cabeza.
Mónica me comenta que escucha un fuerte sonido del mar. Bajé a la vereda que se encuentra a unos 10 a 15 mts. de la orilla del océano, la noche estaba muy oscura, cielo nublado, viento del sur este 8 a 10 nudos. Observo que la vereda se encuentra mojada, y que una de nuestras motos cuatro ruedas se encontraba levantada sobre un tronco, la otra permanecía aún en el mismo lugar, vuelvo a mirar al mar y en uno o dos segundos me doy cuenta que se estaba recogiendo el mar dejando oir el sonido de piedras que arrastraba con él, sonido de gran intensidad, no puedo creer lo que estoy viendo es un tsunami.
Felipe y Mathy, sigan buscando, encuentren algo relevante, emotivo y bien escrito, lo mas literario posible...
ResponderEliminarPARTE 2
ResponderEliminarMe embarga una sensación de horror y corro de vuelta al primer nivel de nuestra casa donde se encontraba mi familia, le aviso a Mónica que es el mar, corro de nuestra pieza a la de los niños, abro la cama tomo a Isabella, mi hija de 5 años con brusca rapidez, tomo una frazadas, voy hacia nuestra camioneta con la intención de abandonar rápido el lugar en ella la que podría ser una protección para mi familia en lo alto de la isla, abro la puerta trasera dejo a Isabella, me subo, hago andar el vehículo me detengo en la entrada de nuestra casa para que Mónica suba atrás junto a Isabella con Alessandro nuestro hijo de 2 años que traía en brazos, partimos, nos detenemos a unos 20 metros frente a la casa del alcalde (Polo, nuestro vecino) a quien vemos está recién observando hacia el mar, Mónica y yo abrimos nuestras puertas para indicarle que suba a la camioneta.
Mientras le comento brevemente lo que pasa, Leopoldo se devuelve corriendo hacia su casa que está en lo alto, comienza a pasar agua bajo nuestra camioneta, bajé un pié y el agua me sacó una de las chalas, abro la puerta de atrás y le grito a Mónica que viene el mar que me pase a Alessandro. Ella me lo entrega y cuando gira en el asiento para tomar a Isabella logra ver que llega a la ventana una gran columna de agua, es una gran ola que golpea a la camioneta por el costado arrastrándonos con ella. Mientras nos arrastra observo como esta gran masa de agua nos empuja contra un cerco, siento como se quiebra la madera, quedo atrapado pero logro correrme, observo la casa vecina, ese día sin ocupantes, como se quiebran sus vidrios y como se deforma. Mientras nos desplaza además nos eleva impactándonos con mucha fuerza contra la copa de un árbol.
PARTE 3
ResponderEliminarMe encuentro en la copa de los arboles flotando a unos 15 metros de altura sobre el nivel del mar con mi hijo de 2 años en brazos, no recuerdo si él lloraba o solo estaba asustado, siento el horror del peligro de nuestras vidas, me logro aferrar a las ramas de la higuera y veo la escalera de la casa de mi vecino, me dirijo hacia ella nadando entre ramas. La camioneta había quedado atascada y sumergida tras el tronco del árbol y dentro de ella estaba sumergida mi esposa Mónica que trataba de sacar a nuestra hija, ella me cuenta después que no logra abrazarla que solo tira de su pijama para sacarla a superficie, pero la fuerza del mar era tan grande que se resbala de sus manos y la separa de nuestra hija.
Yo ya estoy en la alta terraza de mi vecino, miro hacia atrás y veo que Mónica esta fuera de la camioneta girando en este remolino de agua y ramas y le grito: Mónica, ¡mi amor! y ella me grita: ¡Isabella aún está en la camioneta! ¡Isabella! mientras nada y se aleja arrastrada por el mar que se recoge fuertemente hacia la Bahía. Siente que ha perdido a nuestra hija Isabella.
Damos gracias a Dios que la camioneta quedara atrapada en el tronco del árbol, y que la recogida del mar que se llevó a Mónica permite que la camioneta se vacíe de agua con la misma rapidez con que entró permitiendo que Isabella pueda respirar(...)"
luca t.
Puedo ocupar solo un fragmento significativo, solamente, para que no sea muy extenso el texto?
ResponderEliminarluca t.
PAULA PIZARRO
ResponderEliminarMi Talca de rodillas / Juan José Alfaro
La tierra nos sacudió con una fuerza que no tiene parangón con nada de lo que había vivido, me sentí impotente en medio de la oscuridad, sólo dueño de un grito desesperado que alertaba a mi familia de una pronta huida. No podía mantenerme de pie, ni avanzar, un ruido ensordecedor batía sobre nuestras cabezas, escombros, platos y cuanta cosa había en mi casa. Mientras tratábamos de alcanzar el patio, la fuerza de la tierra era incontrarrestable.
La vida se triza ante mis ojos y parezco no mirarla, ni menos creer mi suerte, me siento en el peldaño más bajo de mis esperanzas y me encomiendo a Dios en la que creo mi última plegaria. Nada de lo vivido anteriormente se parece a mi presente, avanzo entre el polvo de la noche más oscura, me detengo ensimismado por el miedo, mezclado con la alegría de estar vivo y poder levantar la vista después de tanta devastación.
La noche parece asesina, escucho sirenas, autos en locas carreras, gritos, angustia, las balas resonaban como misiles cuando los gendarmes impedían la fuga de los reos desde la cárcel de Talca. Todo es caos, todo es interrogante, cómo estará el resto de mi familia es algo que nos perturba a todos, no existe comunicación, no existe nada, sólo una gruesa capa de polvo que cubre mi querida y devastada ciudad. Talca está de rodillas, ya no es la misma, desapareció lacerada por la fuerza bestial de la naturaleza que destruyó todo a su paso.
Quiero despertar pero no puedo, esto es realidad, mi vida cambió para siempre ese fatídico 27 de febrero de 2010. Las 3 y 34 de la madrugada marcan un antes y un después en todo, mi percepción de la vida es muy distinta, hoy valoro otras cosas, valoro beber un vaso de agua, tener abrigo, un techo donde guarecerme.
Cuando volvió la luz del día el panorama era desolador, recorrí las calles de mi ciudad para conocer de la suerte de mis familiares y todo lo que veía a mi alrededor era destrucción. Talca parecía una ciudad bombardeada, fantasma, lo rostros de mis coterráneos están llenos de incredulidad, observo el pesar de mis vecinos viendo los restos de lo que eran sus casas, esfuerzo de años tirados a la basura.
Talca ya no es la misma, la ciudad que tanto amo murió aquella madrugada, pero tengo la secreta esperanza de que la que renacerá será aún mejor que la que dejamos partir.
“Eran las 3 y algo, yo dormía. Un sonido ensordecedor, algo que jamás había escuchado me despertó. Trate de levantarme pero el movimiento me lo impidió, haciendo el esfuerzo lo logre y comencé, desesperadamente, a llamar a mi hermana. Vivo con ella sola en Santiago, somos de Concepción. Llorando me puse debajo del marco de la puerta, siempre me habían dicho que era el mejor lugar para ponerse en un terremoto. Cuando el movimiento paro me doy cuenta que estoy completamente a oscuras. Al notar que estoy sola en el departamento, me puse a llorar, la angustia de no saber qué hacer, de no saber de mi hermana ni de mi familia. Con el celular como linterna me dirijo al pasillo. En una oscuridad total, me encontré con mi vecina, a la cual me acerque y le pedí si me podía acompañar. Salimos y notamos que es más grande de lo que pensamos. Alguien con un celular dice que el epicentro es en Concepción. Comencé a tratar de llamar, sin conseguir respuestas a mi mama. Entre mi desesperación y angustia de pensar que algo les había pasado, llega mi hermana. Creo que no había sentido nunca antes, tanta felicidad, de verla sana. Nos abrazamos y lloramos juntas. Hicimos una fogata en la el estacionamiento, éramos alrededor de 30 personas que en silencio observábamos la llama y escuchábamos las noticias de un celular. Las replicas continuaban, cerca de las 7 de la mañana entramos al departamento, donde notamos que estaba todo en el piso. La angustia de no saber de mi mamá, me tenía mal. Cerca de las 13 hrs, logramos contactarnos con una vecina de Concepción, es ahí cuando nos enteramos que mis papas estaban bien. Luego de una semana nos reencontramos con mis papas, que se pudieron venir de vuelta a Santiago.”
ResponderEliminarNosé si describe un espacio en si, pero si lo sensorial de como se senía...
Felipe
Estar casi en el epicentro del terremoto es vivir una experiencia innolbidable, yo me encontraba despierto en mi dormitorio en un segundo piso. Sentir por casi dos minutos moverse la tierra con furor, oir que todo se cae, quedar a ciegas por que lo primero que se va es la luz...
ResponderEliminarCerca de las tres y media comienza a temblar. A diferencia de otras ocasiones, en la que espero tranquilo en la cama a que pase el remezón, esta vez me levanto y corro a la pieza de mi hija. Cuando llego, el movimiento telúrico es intenso y rápido. Cuando intento sacar a mi pequeña de la cuna ya he perdido el equilibrio. Tomo a mi hija de un brazo y corremos hacia la parte mas segura de la casa. Ya nos hemos dado cuenta que estamos ante un terremoto, uno de gran magnitud. Se mueve todo. El ruido es feroz. Está oscuro. Con una mano tengo en brazos a mi hija y con la otra afirmo la puerta de la casa para que no se cierre. Mi vecina está más asustada que nosotros. Ha pasado sólo un minuto, un eterno minuto. El ruido adquiere una dimensión importante y de pronto pienso que nunca dejará de temblar. Pierdo el equilibrio nuevamente. Mi hija no llora, pero tiembla. Percibe el temor, el susto y un creciente miedo entre nosotros. Esperamos bajo el marco de la puerta. Intento mantener la calma. Trato de consolarla. Le digo que todo estará bien, que no pasará nada, que sólo la tierra se mueve.
Pasado todo el terremoto, nos preparamos para arrancar de un supuesto tsunami.. Ya que no hay comunicacion con nada.. Solo se sigue la corriente y escapamos en auto hacia la carretera al punto mas alto de la ciudad.. La ciudad se vuelve en un caos.
Ver todo en el suelo, toda la gente desesperada, bocinas de bomberos.. Ambulancias.. Policias, es estar dentro de una pelicula de catastrofes. Esperamos en el cerro hasta la amanecida confiadas en que estaríamos en un lugar mas seguras. Abrazo a mi hija fuertemente y me doy cuenta que lo más preciado lo tengo en mis brazos.
Mahina Pakarati
Mathilde, la historia Surfing the Land no puede ser mas poco relevante. Tu crees que amerita construirse un testimonio de esta historia? Te conmueve lo que lees?
ResponderEliminarDe verdad hazte esas preguntas, porque te guiarán la búsqueda
Gabriel
Luca, me parece muy bueno el relato, dejalo entero, porque se intensifica...
ResponderEliminarPaula ok...
Diego, basta!
ResponderEliminarO te pones autocrítico o tu proyecto terminará mal, porque tus textos (hemos leído como 5) son totalmente planos y sin ningun valor literario.
Por favor sensibilizate.
Gabriel
Cuando su departamento del piso 13 comenzó a temblar el sábado pasado, Alberto Rozas sujetó a su hija de siete años en la puerta del baño y esperó a que terminara. En cambio, cayeron. Trece pisos se precipitaron mientras el edificio en el que vivían se vino abajo como un árbol; se abrazaron durante toda la caída. Rozas no sabía qué lado era hacia arriba o hacia abajo, todo parecía distorsionado. Hasta que vio a través de la destartalada ventana del departamento que había luz, la luz de la luna llena, según relató. Rozas y su hija Fernanda treparon y salieron de los escombros con apenas algunos cortes, raspones y moretones. "El terremoto y la caída fue todo una sola cosa, horrible -dijo Rozas-. Yo la abracé y ella nunca me dejó."
ResponderEliminarpero es que entero es el doble de eso jaja, o sólo con esas 3 partes está bien?
ResponderEliminarDiego, Hay que decir que el ultimo texto da un poco de risa... es casi burlesco!!!... no es apropiado para el tema!
ResponderEliminarluca, esas 3 partes funcionan muy bien
ResponderEliminarFelipe, lo encontraste!
Mahina, no convence para nada
Felipe, creo que era mejor el relato del auto inundado y la señora que no la pueden savar del auto, pero como que no tiene final. O esta cortado?
ResponderEliminarMahina, OK, creo que la frase final es de alto contenido y se puede trabajar la historia hacia un espacio que la represente
Gabriel
Felipe OK quédate con la historia de Alberto Rozas y su hija
ResponderEliminarCreo haberla leído en la prensa y me parece que el relato es mas largo. Por favor búscalo
Gabriel
Mahina, hablamos con la Pamela por nuestra diferencia de opiniones. Creemos que en verdad la fuerza de la historia está solo en el párrafo final. habla de esperanza, del anhelo de un lugar mejor, de la calma de de estar fuera de la catástrofe, de estar seguro, y del sentido fuerte de maternidad.
ResponderEliminarBorra todo lo anterior y usa sólo el ultimo párrafo.
Gabriel
falta:
ResponderEliminarcamilo
mathy
diego
esperaremos 10 min más !
ok! entonces solo me kedo con el ultimo parrafo
ResponderEliminarMahina
Maria Antonieta Neira Castro 57años Constitución
ResponderEliminarUltimas Noticias miércoles 10 de marzo
Yo estaba sola en mi casa la madrugada del 27 de febrero, mi marido había viajado a santiago y tuve que enfrentarme con lo puesto al devastador maremoto. Al principio, sólo atiné a refugiarme debajo de una mesa, el piso, el techo y las paredes se movían y yo me quedé petrificada. Cuando todo se detuvo, el peligro seguía latente, y en ese entonces no lo sabía. Mi casa pertenecía a la Villa Celco, sólo a un par de cuadras más arriba de la posa en Constitución, es decir, estaba en el camino que seguiría el agua.
Si no es por mi vecino que me vio por la ventana y me dijo que arrancara, yo hubiese seguido debajo de la mesa.
Salí de mi casa y corrí por calle Blanco pero la casa de la esquina se había derrumbado por entera y los escombros bloqueaban el paso, seguí corriendo y a las pocas cuadras reventó la primera ola. No fue muy fuerte y pensé volver. Miré de nuevo hacia el mar, y la luz de la luna me mostró que en el mar se formaba una hola mucho más grande que la primera, era algo aterrador, no se como describir ese ruido. Seguí corriendo y cuando ya no pude más me agarré de la rama de un árbol. Así debía resistir. Pero con agua por todos lados, comencé a sentir olor a gas. La ola no sólo se llevó todo a su paso, también esparció fuertes emanaciones tóxicas y me empecé a sentir mal. Me costaba respirar, estaba por soltarme de la rama.
Cuando estaba en el árbol le suplicaba a Dios otra oportunidad para estar con mi familia. El agua me llegaba al pecho y escuché que había movimiento a mi alrededor. Era un joven que nadaba y me sostuvo aferrada al árbol, cuando todo pasó arranqué a los cerros. Anduve como 3 días vagando, estaba perdida. Volví cuando me encontró una conocida.
DIEGO MONTOYA
Diego, OK
ResponderEliminarPor fin.......
Ponte a trabajar en la imagen
Gabriel
JAJAJAJA MUCHAS GRACIAS! AL FIN :)
ResponderEliminargracias por esperar
Nos vemos mañana...
ResponderEliminarPame, sabes; que no tengo idea "que son esos juegos de aceite que dice el profe para mi maqueta. Si tu sabes algo, o donde puedo buscar eso o comprar algo asi porfa dime, (porque tampoco encuentro por internet).Plis Gracias"
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